Cómo instalar Windows 10 en Steam Deck paso a paso

¿Cómo instalar Windows 10 en Steam Deck? Si algo hay que tener claro desde el primer minuto es que la Steam Deck no deja de ser un PC en formato consola portátil. Por fuera recuerda a una Nintendo Switch o a una PS Vita subida de esteroides, pero por dentro hablamos de un ordenador x86 completo capaz de ejecutar sistemas operativos de escritorio, emuladores y prácticamente cualquier software que usarías en un portátil o sobremesa.

Eso significa que, además de SteamOS, podemos instalar Windows 10 o Windows 11 en la Steam Deck (por ejemplo, conoce qué ocurre si decides instalar Windows sin cuenta Microsoft) y usarla como un mini PC de bolsillo: lanzar juegos solo compatibles con Windows, usar lanzadores alternativos (Epic, GOG, Ubisoft Connect…), ofimática, navegadores, apps de streaming y un largo etcétera. Ahora bien, hay que hacerlo con cabeza, porque la consola está optimizada de fábrica para SteamOS y hay varios puntos delicados que conviene conocer antes de lanzarse.

Qué debes saber antes de instalar Windows en Steam Deck

Lo primero es asumir que Steam Deck está pensada hasta el último detalle para que todo funcione de maravilla con SteamOS, un Linux personalizado por Valve. El sistema gestiona de forma muy fina la batería, la frecuencia de la pantalla, el TDP, la ventilación, los controles integrados, el modo suspensión y el overlay de juego. Toda esa magia no está disponible de serie en Windows y tendremos que replicar buena parte con herramientas de terceros.

Покрај тоа, SteamOS es Linux, un sistema muy flexible en el que puedes instalar aplicaciones, emuladores y muchas alternativas de código abierto a casi cualquier programa de Windows. Mucha gente se sorprende al ver que puede jugar a la mayoría de su biblioteca de Steam gracias a Proton sin necesidad de tocar nada, o que incluso puede usar servicios como Xbox Game Pass vía streaming sin abandonar el sistema original. También, si vas a ejecutar juegos nativos de Windows, ten en cuenta problemas como cierres sin mensaje al usar DirectX 12.

Otro punto delicado es el almacenamiento. Valve no ofrece soporte oficial para instalar Windows en la misma unidad SSD interna junto a SteamOS. El dual boot en el SSD es posible, pero requiere trastear con particiones por tu cuenta y existe el riesgo de que una futura actualización de SteamOS o Windows rompa el arranque compartido, obligándote a restaurar todo.

Por ese motivo, muchos usuarios y guías recomiendan como opción más segura instalar Windows directamente en una tarjeta microSD o en un SSD externo. De esta forma mantienes SteamOS intacto en el SSD interno, consigues un doble arranque sencillo mediante el gestor de arranque de la BIOS y, si algo se tuerce, basta con retirar la tarjeta o rehacerla, sin tocar el sistema principal.

En cualquier caso, antes de particionar discos, formatear unidades o cambiar de sistema, es muy sensato hacer copia de seguridad de tus datos importantes: partidas locales, capturas, configuraciones y cualquier otro archivo que no quieras perder si algo sale mal durante el proceso.

Requisitos básicos para instalar Windows en Steam Deck

Reunir algunos elementos de hardware y software es necesario para poner Windows 10 u 11 en la Steam Deck. No hace falta nada raro, pero conviene tenerlo preparado para que el proceso vaya fluido:

• Un PC con Windows (portátil o sobremesa) para descargar la ISO y preparar la unidad de arranque.
• Un pendrive USB 3.0 de al menos 8‑16 GB si vas a instalar Windows en el SSD interno, o una microSD rápida (mejor 256 GB o más) para usarla como disco de sistema.
• Un hub USB‑C o dock compatible con Steam Deck para conectar pendrives, teclados, ratones o SSD externos a la consola.
• La ISO oficial de Windows 10 o Windows 11, que se obtiene desde la web de Microsoft o usando la herramienta de creación de medios.
• На програмата Руфус (se recomienda una versión reciente, como la 3.22 o superior) para crear unidades Windows To Go o pendrives de instalación.
• На drivers oficiales de Steam Deck para Windows (APU, Wi‑Fi, Bluetooth, lector microSD, audio, etc.), descargados desde la página de soporte de Valve.

Es muy recomendable que cuentes también con un teclado y ratón USB o inalámbricos, porque algunas partes de la instalación y configuración de Windows son mucho más cómodas así, sobre todo la primera vez que entras al escritorio y aún no tienes bien configurados los controles de la Deck.

Instalar Windows 10 u 11 en una microSD o SSD externo (Windows To Go)

La forma más conservadora de meter Windows en la Steam Deck es utilizar una tarjeta microSD o un SSD externo como si fueran el disco duro del sistema Windows. La idea es crear con Rufus una instalación tipo Windows To Go, de manera que la Deck arranque desde esa unidad y SteamOS permanezca intocable en el SSD interno.

En el PC con Windows, empieza descargando la imagen ISO de Windows 10 o 11 desde Microsoft. Puedes usar la herramienta de creación de medios (Media Creation Tool) para generar el ISO (en Windows 10) o descargarlo directamente (en Windows 11), eligiendo idioma y edición adecuados y guardándolo en algún sitio fácil de localizar, por ejemplo el Escritorio.

A continuación, descarga e instala Руфус. Inserta en el PC la microSD que vayas a usar (o un SSD/pendrive externo si prefieres esa opción) y ábrelo. En la interfaz de Rufus tendrás que seleccionar una serie de opciones muy concretas para que el resultado funcione bien en Steam Deck.

En el apartado de dispositivo, elige la unidad correspondiente a tu microSD o SSD externo. En «Selección de arranque» indica que vas a usar un disco o imagen ISO y, al pulsar en «Seleccionar», escoge la ISO de Windows que acabas de descargar. En «Opciones de imagen» marca la opción Windows да оди para que Rufus prepare una instalación portátil en lugar de un simple instalador.

El esquema de partición debe ser MBR y el sistema de destino, BIOS (o UEFI‑CSM), que es lo que mejor encaja con la BIOS de la Steam Deck en este tipo de configuración. En el sistema de archivos selecciona NTFS, deja el tamaño de clúster por defecto y, si quieres, pon una etiqueta de volumen sencilla, sin espacios (por ejemplo, WINDOWS).

Dentro de las opciones avanzadas de Rufus, es habitual activar el uso de «RUFUS MBR con BIOS ID» y marcar las casillas de «Formato rápido» y «Crear una etiqueta extendida y un archivo de iconos» para que el proceso sea algo más ágil. Una vez todo está configurado, solo queda pulsar en «Empezar» y esperar. Rufus formateará la unidad e instalará Windows de manera completamente autónoma.

Cuando el programa termine, ya tendrás la microSD (o el SSD externo) lista para arrancar la Steam Deck con Windows. Antes de quitarla del PC, aprovecha para copiar en la raíz de la unidad todas las carpetas de drivers que te has descargado de la página de Valve, porque luego los necesitarás nada más entrar en Windows por primera vez.

Arrancar la Steam Deck desde Windows en microSD o SSD externo

Con la microSD con Windows ya preparada, apaga completamente la Steam Deck, introduce la tarjeta en la consola (o conecta el SSD externo al puerto USB‑C mediante el hub) y vamos a usar el gestor de arranque de la BIOS para seleccionar el nuevo sistema.

Para llegar a ese menú, enciende la Deck manteniendo pulsado el botón de bajar volumen junto con el botón de encendido. Escucharás el sonido de inicio; en ese momento puedes soltar el botón de encendido, pero sigue presionando el de volumen hasta que veas en pantalla las opciones de arranque.

En la lista aparecerá la unidad interna con SteamOS y, además, la microSD o el SSD con Windows. Usa la cruceta o el trackpad para resaltarla y confirma con el botón A. La consola arrancará entonces desde esa unidad y entrará en la fase final de la instalación de Windows.

Es completamente normal que durante este proceso la pantalla se vea en vertical. No es un fallo de la Deck, simplemente Windows no sabe todavía cómo debe orientar la pantalla de este panel concreto. Limítate a seguir los pasos habituales del asistente de instalación: idioma, distribución de teclado, cuenta de usuario, conexión a red si está disponible, etc.

Cuando llegues al escritorio de Windows, ve a Configuración > Sistema > Pantalla y, en la sección de orientación, elige Хоризонтална para que todo vuelva a la posición normal. Ten en cuenta que, mientras no instales los drivers de Valve, cosas como el Wi‑Fi, el sonido o la propia lectura de la microSD pueden funcionar de forma limitada o directamente no funcionar.

Un detalle importante: cada vez que Windows reinicie durante la instalación o en las actualizaciones iniciales, la Steam Deck tenderá a volver a arrancar en SteamOS por defecto. No pasa nada; en esos casos, apaga la consola, vuelve a iniciar el Boot Manager con Vol‑ + Power y selecciona de nuevo la unidad con Windows. Ese paso tendrás que repetirlo siempre que quieras usar Windows si no instalas un gestor de doble arranque más avanzado.

Dual boot en el SSD interno: SteamOS y Windows en el mismo disco

Si quieres ir un paso más allá, es posible crear un dual boot real en el SSD interno de la Steam Deck: una parte del disco para SteamOS y otra para Windows, pudiendo elegir sistema al encender la consola. Es un proceso no oficial y algo más delicado que usar una microSD, porque implica redimensionar particiones y tocar el arranque, pero ofrece velocidades de carga muy superiores.

Antes de nada es imprescindible crear un pendrive de recuperación de SteamOS. Valve ofrece una imagen oficial que puedes grabar en un USB con herramientas como Rufus (en Windows) o Balena Etcher (en Linux o macOS). Arrancando la Deck desde ese pendrive tendrás un entorno de recuperación completo con el que redimensionar el SSD, reinstalar SteamOS en caso de desastre y, en general, salvar la situación si algo se rompe.

Con el pendrive de recuperación ya listo, conéctalo al hub USB‑C de la Steam Deck, apaga la consola y vuelve a encenderla con Vol‑ + Power para abrir el Boot Manager. Escoge el dispositivo EFI correspondiente al USB y espera. No te sorprendas si tarda bastante en arrancar desde el pendrive; dependiendo de la velocidad de tu hub y tu memoria USB, puede estar varios minutos en pantalla negra antes de cargar el escritorio de SteamOS desde el medio externo.

Una vez dentro, accede al modo escritorio y abre la herramienta Менаџер за партиции на KDE. Ahí verás listados todos los dispositivos de almacenamiento: el pendrive desde el que estás ejecutando SteamOS, el SSD interno y, si la tienes, la microSD. Lo normal es que la microSD aparezca como algo tipo mmcblk0, mientras que el SSD interno se identificará por la marca y capacidad.

Dentro del SSD localiza la partición principal de SteamOS, que suele ser la más grande (en un modelo de 512 GB verás algo cercano a 566 GB). Selecciónala y usa la opción «Resize/Move» para reducir su tamaño desde el lado derecho de la barra gráfica. El espacio azul indica lo que seguirá usando SteamOS; el espacio oscuro que se libera será la zona que dedicarás a Windows.

La cantidad a reservar para Windows depende de lo que vayas a instalar. Como orientación, muchos usuarios dejan помеѓу 100 и 200 GB para Windows. Ten en cuenta que juegos muy pesados, como determinados shooters tipo Warzone, pueden pasar holgadamente de los 150 GB ellos solos, así que si planeas instalar títulos de ese estilo tiene sentido tirar hacia los 200 GB o incluso algo más.

Cuando ajustes el tamaño, acepta los cambios y, de vuelta a la lista de particiones, selecciona el nuevo espacio no asignado que has creado. Crea una partición nueva con sistema de archivos NTFS (será la que use Windows) y aplica las operaciones pendientes. El proceso lleva un rato, ya que el gestor tiene que mover datos y reescribir tablas de particiones; no interrumpas ni apagues la consola mientras lo hace.

Con la nueva partición ya lista, toca preparar un pendrive de instalación de Windows tradicional, distinto al Windows To Go de antes. En tu PC, usa la herramienta de creación de medios para Windows 10 (o la herramienta equivalente en Windows 11), selecciona la opción de «Unidad flash USB» y deja que el asistente convierta tu pendrive en un instalador de Windows.

Ahora, conecta ese pendrive a la Steam Deck a través del hub, apaga la consola y, de nuevo, arranca el Boot Manager con Vol‑ + Power. Selecciona el dispositivo USB de Windows y, al cabo de unos segundos, aparecerá el asistente de instalación, también en vertical. Avanza hasta la parte en la que se te pide elegir dónde instalar Windows y ahí verás listadas todas las particiones del SSD interno.

Lo crítico aquí es identificar correctamente la partición que acabas de crear para Windows (por tamaño y por estar en NTFS). Selecciónala, formatea si es necesario y elige instalar ahí. Procura no tocar las particiones de SteamOS para no borrar el sistema original. A partir de ese momento, el instalador copiará los archivos y reiniciará varias veces hasta llegar al escritorio de Windows.

Por defecto, la Steam Deck seguirá arrancando en SteamOS y tendrás que usar el Boot Manager para seleccionar Windows manualmente cada vez. Si quieres algo más cómodo, puedes instalar un pequeño gestor de arranque, como rEFInd adaptado para Steam Deck, que añade un menú gráfico al encender la consola desde el que puedes elegir si entrar en SteamOS o en Windows sin tener que estar pulsando combinaciones de botones.

Instalación de drivers oficiales de Steam Deck en Windows

Una vez dentro de Windows (ya sea desde microSD, SSD externo o la partición interna), el siguiente paso imprescindible es instalar los drivers específicos para Steam Deck. Sin ellos, la consola funcionará a medias: puede que no tengas sonido, que la Wi‑Fi se caiga, que la microSD no aparezca o que el rendimiento de la GPU sea mucho peor de lo esperado.

Valve mantiene una página de soporte donde ofrece paquetes oficiales para la APU (CPU+GPU), el adaptador Wi‑Fi, el módulo Bluetooth, el lector de tarjetas microSD y los códecs de audio. Todos ellos se descargan como ZIP, así que puedes bajarlos en tu PC y copiarlos a la unidad de Windows, o descargarlos directamente desde la Steam Deck una vez tengas conexión de red funcionando. Comprueba también cómo saber si tus auriculares son compatibles con Bluetooth LE Audio antes de confiar en el audio inalámbrico.

La instalación básica suele seguir este orden: primero el driver de la APU (ejecutando su setup.exe para que Windows reconozca bien la gráfica integrada y active sus optimizaciones), después el driver del lector de tarjetas (setup.exe correspondiente), seguido por los controladores de Wi-Fi и Bluetooth (normalmente mediante scripts install.bat o installdriver.cmd incluidos en sus carpetas).

El apartado más delicado suele ser el del audio. Valve proporciona varios archivos .inf que debes instalar manualmente desde el Explorador de archivos. Lo habitual es hacer clic derecho en cada uno (por ejemplo, cs35l41.inf, NAU88L21.inf y amdi2scodec.inf) y elegir la opción «Instalar». En Windows 11, puede que tengas que pulsar primero en «Mostrar más opciones» al usar el clic derecho para que aparezca la acción de instalación.

Al terminar, conviene reiniciar el sistema y, una vez de vuelta, revisar el Менаџер на уреди со Windows para confirmar que no quedan elementos con signos de exclamación amarillos. Si todo está en orden, la Deck ya debería tener sonido, conectividad inalámbrica estable, soporte completo para la microSD y aceleración gráfica adecuada para jugar.

Ajustes recomendados tras instalar Windows en Steam Deck

Con Windows operativo y los drivers en su sitio, toca hacer una serie de ajustes que, aunque pueden parecer secundarios, marcan bastante la experiencia del día a día: rendimiento, consumo, estabilidad de la suspensión y pequeños detalles como la hora correcta del sistema.

Lo primero es dejar que Windows se ponga al día con todas las actualizaciones de sistema. Ve a Configuración > Actualización y seguridad (o Windows Update) y deja que descargue parches, drivers adicionales y actualizaciones opcionales. Ten paciencia: en una microSD las escrituras son más lentas y el proceso puede alargarse, con varios reinicios de por medio.

También es sensato hacer una limpieza ligera del sistema desinstalando bloatware y aplicaciones preinstaladas que no vas a usar en una consola portátil: apps de oficina duplicadas, herramientas del fabricante genéricas, widgets innecesarios, etc. Ganarás algo de espacio y evitarás procesos residentes que gasten recursos en segundo plano.

Otro ajuste importante tiene que ver con cómo SteamOS y Windows gestionan la hora del sistema. Linux y Windows no usan exactamente el mismo criterio a la hora de interpretar el reloj de la BIOS, así que si no haces nada puedes encontrarte con que, al cambiar de un sistema a otro, la hora se descuadra. Para evitarlo, en Windows puedes abrir el Símbolo del sistema como administrador y ejecutar un comando de registro que indica al sistema que trate el reloj como universal.

Relacionado con el comportamiento al suspender la consola, a mucha gente le interesa desactivar la hibernación en Windows para que el modo de suspensión sea más predecible en la Steam Deck. La hibernación guarda el estado de la memoria en disco y puede causar conflictos o reanudaciones fallidas en algunos juegos, sobre todo si el sistema está instalado en microSD.

Más VRAM para la APU: cambiar la memoria gráfica dedicada

La APU de la Steam Deck utiliza la RAM como memoria de vídeo compartida. En la configuración por defecto, la BIOS suele reservar 1 GB de VRAM para la parte gráfica, lo cual es suficiente para SteamOS, donde Proton y el sistema están muy optimizados para rascar rendimiento. En Windows, sin embargo, puede venir bien aumentar esa reserva si notas cuellos de botella en determinados juegos (ver también la comparación entre iGPU y la dedicada).

Para modificar este valor, apaga la consola y enciéndela manteniendo pulsado el botón de subir volumen junto al botón de encendido. Entrarás en el menú de configuración de la BIOS (Setup Utility). Desde ahí, navega hasta Advanced > UMA Frame Buffer Size y cambia el valor de 1G a 4G. Con eso estarás asignando 4 GB de memoria como VRAM dedicada para la GPU integrada.

Este cambio puede mejorar el rendimiento gráfico en Windows en algunos títulos, especialmente aquellos que cargan texturas pesadas, a costa de restar memoria al sistema. Si notas que empeoran otros aspectos o que la experiencia en SteamOS se resiente, siempre puedes volver a entrar en la BIOS y devolver el valor a 1G para dejarlo como estaba de fábrica.

Trucos de calidad de vida: relativo a suspensión, teclado y tasa de refresco

Al movernos de SteamOS a Windows perdemos muchas comodidades integradas en la consola, pero podemos compensarlo con una combinación de ajustes y herramientas. Una de las cosas más útiles es limitar la tasa de refresco de la pantalla a 40 Hz, algo que en SteamOS se hace desde el overlay oficial y que ayuda bastante a ahorrar batería manteniendo una experiencia visual fluida.

En Windows, este tipo de trucos se pueden implementar con programas como CRU (Custom Resolution Utility) y perfiles específicos para la pantalla de la Deck. Básicamente, se importan configuraciones personalizadas que añaden modos 1280×800 a 40 Hz y luego se seleccionan desde las propiedades avanzadas del adaptador de pantalla en Windows, haciendo que los juegos queden limitados a 40 FPS de forma bastante estable.

Otro punto clave en una consola portátil es disponer de un teclado virtual cómodo y accesible. El teclado táctil de Windows 11 no gusta a todo el mundo, y muchos usuarios prefieren recuperar el estilo de teclado de Windows 10. Esto se puede lograr modificando una clave del registro (DisableNewKeyboardExperience) y habilitando el acceso directo del teclado táctil en la barra de tareas, de manera que con un simple toque aparezca el teclado veterano, más práctico en pantalla pequeña.

A nivel de suspensión, como ya se comentaba, merece la pena desactivar por completo la hibernación mediante el comando powercfg para evitar situaciones en las que el juego no se reanuda bien o sistema y título entran en conflicto al despertar. La idea es acercarse lo máximo posible a la lógica de suspensión rápida que ofrece SteamOS, aunque Windows nunca va a replicarla al cien por cien.

Interfaces tipo consola: Playnite y lanzadores unificados

Una vez tienes Windows en tu Steam Deck, lo normal es que quieras una interfaz tipo «consola» para lanzar tus juegos sin pelearte con ventanas, ratones y escritorios cada vez. Una opción muy popular es Playnite, un front-end gratuito que permite unificar bibliotecas de Steam, Epic Games Store, GOG, Ubisoft Connect, EA App, Xbox Game Pass, etc., en una sola interfaz a pantalla completa.

Instalando Playnite en modo fullscreen y enlazando todas tus tiendas, puedes tener una experiencia de navegación de juegos muy similar a la de SteamOS, con carátulas grandes, lista de títulos y la posibilidad de ajustar configuraciones por juego gracias a extensiones como Промена на резолуција, que permiten asignar resoluciones y tasas de refresco específicas para cada título.

Para que los controles nativos de la Deck funcionen bien dentro de Playnite y de los juegos que no son de Steam, es habitual recurrir a herramientas como GloSC/GloSI, que crean mandos virtuales compatibles con la API de Steam y permiten integrar aplicaciones de terceros en la biblioteca de Steam con soporte de overlay, perfiles de control y demás. También puedes conectar el controlador de PS5 a Steam Deck como alternativa física o para probar mapeos distintos.

El flujo típico consiste en configurar en GloSC un acceso directo que lance Playnite Fullscreen, habilitar el overlay y los mandos virtuales, y añadir esa entrada a la biblioteca de Steam. A partir de ahí, con solo abrir ese «juego» desde Steam, se lanza Playnite a pantalla completa con los controles de la Steam Deck mapeados correctamente, de modo que puedes moverte por la interfaz y abrir títulos de otras tiendas como si fueran juegos nativos.

Si quieres que la experiencia sea más automática todavía, puedes colocar accesos directos de Playnite (y de las herramientas asociadas) en la carpeta de inicio de Windows para que se ejecuten al arrancar la consola. Así, al encender la Deck y elegir arrancar Windows, en pocos segundos te encontrarás directamente dentro de la interfaz de juegos sin pasar por el escritorio clásico.

Gestión avanzada: Steam Deck Tools y Handheld Companion

SteamOS incluye de serie un overlay potentísimo que permite regular TDP, FPS, curva de ventilador, brillo, mapas de control y más con un par de toques. En Windows, para acercarnos a ese nivel de control necesitamos apoyarnos en proyectos como Steam Deck Tools o Handheld Companion, que han ido ganando popularidad entre los usuarios de consolas portátiles con Windows.

Steam Deck Tools agrupa varias utilidades que se integran con el hardware de la consola: gestión de TDP y frecuencias, monitorización en tiempo real mediante RivaTuner, perfiles de rendimiento por juego, control de ventilación, ajustes finos de los mandos, etc. Tras instalarlo desde su repositorio de GitHub, tendrás varios accesos directos que se quedan minimizados en la bandeja del sistema y que puedes configurar para que se inicien automáticamente con Windows.

Es importante revisar cada módulo y activar solo lo necesario, sobre todo si te preocupa la compatibilidad con sistemas anticheat en juegos online. Cualquier herramienta que toque el kernel o que inyecte overlays puede generar sospechas en algunos títulos competitivos, así que es buena idea limitarte a funciones de consumo, ventilador o brillo cuando vayas a entrar en partidas multijugador.

Handheld Companion, por su parte, sigue una filosofía similar de «todo en uno» para dispositivos portátiles. Ofrece control dinámico de FPS y Hz, ajustes de TDP, perfiles de mando, integración de teclado virtual y accesos rápidos. Muchos usuarios la prefieren por su interfaz más pulida y por la facilidad para crear perfiles por juego y cambiar parámetros al vuelo sin tener que andar abriendo varias aplicaciones distintas.

En cualquier caso, tanto Steam Deck Tools como Handheld Companion son proyectos en evolución continua, por lo que conviene revisar bien la documentación de cada uno, instalar las versiones más recientes y evitar mezclar demasiadas soluciones a la vez (por ejemplo, no es buena idea dejar activos GloSI, SWICD, HidHide y Палуба за пареа Tools todos a la vez, porque pueden generar conflictos en la detección de mandos).

Instalar Windows 10 o 11 en la Steam Deck abre la puerta a una consola mucho más versátil, capaz de ejecutar títulos que no funcionan en Proton, aplicaciones de productividad e incluso servir como mini PC de sobremesa cuando la conectas a un monitor, teclado y ratón; a cambio, tendrás que invertir tiempo en configurar drivers, dual boot, controles y herramientas de gestión para acercarte a la comodidad y refinamiento que SteamOS ofrece de fábrica.