- Sidekick centraliza apps, sesiones y búsqueda universal para reducir distracciones y acelerar el trabajo.
- Gestión de pestañas con IA: suspensión automática, menos consumo y más claridad visual por proyecto.
- Privacidad por diseño: bloqueo de anuncios y rastreadores, contraseñas cifradas localmente y sin venta de datos.
- Disponible en Windows, macOS y Linux, con workspaces Pro y opciones colaborativas para equipos.
¿Como aprovechar al máximo Sidekick Browser? Si pasas muchas horas frente al ordenador, seguro que te suena esa sensación de vivir entre pestañas, notificaciones y aplicaciones que compiten por tu atención. En ese contexto, Sidekick irrumpe como un navegador distinto: pone el foco en el trabajo y en la concentración, no en el consumo de páginas. La idea es clara: menos ruido, más flujo de trabajo.
Este planteamiento no nace de la nada. Sus creadores han insistido en que los navegadores tradicionales no están pensados para trabajar, sino para navegar sin más. Sidekick cambia las reglas con un conjunto de funciones que reman a favor de la productividad: apps web ancladas, sesiones por proyecto, búsqueda universal, bloqueo de rastreadores y un gestor de pestañas con IA para que tu equipo y tus herramientas estén siempre a mano. El resultado es un entorno que se siente ágil y predecible.
Qué es Sidekick y por qué destaca
Sidekick está basado en Chromium, pero no es “otro Chromium con cuatro retoques”. La propuesta se acerca a un “sistema operativo de trabajo” que reúne en una misma interfaz tus herramientas, documentos y comunicación. Su promesa: ser el navegador más rápido orientado al trabajo, con una experiencia deliberadamente diseñada para quitar distracciones.
Los responsables del proyecto lo explican sin rodeos: los navegadores dominantes fueron creados para consumir contenido, no para sacar adelante tareas. De ahí que Sidekick apueste por un modelo sin anuncios ni venta de datos, financiado por suscripciones. Ese enfoque permite activar, de serie, un bloqueador de anuncios y rastreadores que ayuda a mantener la mente en lo que importa.
Este planteamiento también resulta útil para quienes tienen TDAH u otros perfiles que se distraen con facilidad. Al reducir estímulos y centralizar herramientas, la navegación se vuelve menos ruidosa y más llevadera. Menos interrupciones suele equivaler a más calidad en el trabajo y a una experiencia menos ansiosa en el día a día.
Desde el primer minuto deja ver su vocación profesional: está disponible para Windows, macOS y Linux (por ejemplo Зорин OS), con un asistente de inicio que te pregunta si lo usarás en modo personal o en equipo. En el uso en equipo permite compartir apps, favoritos e incluso integrar videollamadas, lo que refuerza su perfil colaborativo.
Apps web, barra lateral y Launchpad
El corazón de Sidekick son las apps web ancladas. Puedes fijar accesos directos a servicios de Google (Gmail, Calendar, Docs), Microsoft (Outlook, Office) y prácticamente cualquier herramienta compatible con Chrome: Slack, Zoom, Notion, Microsoft Teams, entre muchas otras. Estas apps conviven en una barra lateral llamada Sidebar, siempre accesible sin necesidad de llenar la parte superior de pestañas.
Además de las herramientas puramente de trabajo, es posible fijar WhatsApp, Telegram, LinkedIn, Instagram o Facebook Messenger. Para un uso personal pueden ser estridentes, pero si necesitas tener a mano canales de comunicación profesional, son comodísimas. Tú decides qué vive en la barra y qué queda fuera para proteger tu foco.
Cuando abres una pestaña nueva aparece el Launchpad, un tablero desde el que lanzar tus servicios favoritos y proyectos. Es otra forma de entrar “en modo trabajo” sin dar rodeos. Ambos, Sidebar y Launchpad, se convierten en la puerta de entrada a tus rutinas.
La personalización está muy cuidada: en cada app puedes ajustar icono, nombre, notificaciones y hasta crear “instancias privadas” para entrar con varias cuentas del mismo servicio. Si no encuentras tu app en el catálogo, puedes crear un acceso directo a cualquier web y tratarla como una aplicación más.
Un detalle que marca la diferencia: puedes agrupar apps por categorías (por ejemplo, “comunicación”) y silenciar todas sus alertas de golpe cuando necesitas concentración profunda. Silenciar grupos es ideal para evitar pings en momentos clave.
Gestión de pestañas con IA y sesiones por proyecto
Todos hemos sufrido la “pestañitis”. Sidekick intenta solucionarlo con inteligencia artificial y decisiones prácticas. Su IA suspende pestañas en segundo plano, de modo que el consumo de memoria se mantiene a raya. La meta es que uses prácticamente la misma memoria tengas 10 o 100 pestañas abiertas, y que el navegador no se arrastre bajo carga.
La organización visual también está optimizada: verás con claridad qué está activo, qué está durmiendo y qué pertenece a cada proyecto. Esta limpieza visual reduce el esfuerzo mental para localizar lo que estás buscando, que al final es lo que más tiempo roba.
La pieza estrella para proyectos son las Sesiones. Puedes abrir una sesión de “Cliente X” y tener, de un plumazo, todas las pestañas que necesitas para ese proyecto: documentación, tablero, CRM, repositorio, etc. Sidekick va guardando tus pestañas como sesiones y te permite invocarlas cuando las necesites desde el panel lateral.
Por encima de las sesiones están los Workspaces o espacios de trabajo, útiles para separar el entorno laboral del personal. En un workspace puedes tener una combinación específica de apps, ajustes y atajos, sin mezclar con tu vida privada. Los Workspaces están disponibles en el plan Pro, a partir de 8 dólares al mes, orientado a quienes viven del navegador.
Si trabajas en equipo, puedes compartir la “mochila” de apps y favoritos para estandarizar el entorno. Es una manera de evitar que cada persona reinventé la rueda con sus propios accesos. Menos fricción al incorporarse a un proyecto, más velocidad desde el día uno.
Búsqueda universal y atajos que ahorran tiempo
La búsqueda integrada es de las funciones que más enganchan. No solo busca en la web: también encuentra contenido en tus apps, documentos en la nube, pestañas abiertas, historial y marcadores, incluyendo Gmail y Drive. Con un atajo de teclado invocas un “buscador tipo Spotlight/Alfred” para todo tu ecosistema, y eso te quita decenas de clics al día.
Este buscador centralizado funciona igual estés en una app, en una web o en una pestaña cualquiera. Escribes, filtras y saltas al destino. Cuando la información está repartida entre servicios, tener un único punto de búsqueda lo cambia todo.
Hablando de teclas, Sidekick llega con atajos preconfigurados. Ojo si usas macOS: hay un detalle curioso con la arroba (@) porque, por defecto, un atajo ocupa la combinación Alt+2. Basta con cambiar ese atajo en los ajustes para volver a escribir con normalidad. Pequeño ajuste, gran tranquilidad.
La migración desde otros navegadores es directa: puedes importar favoritos, historial y también contraseñas si lo deseas. Sidekick hace esta transición más suave para que no tengas que empezar de cero. En minutos te llevas tu “vida digital” al nuevo entorno.
Y si te gusta tenerlo todo bajo control, puedes personalizar cómo y dónde se activa la búsqueda, qué atajos prefieres y qué servicios priorizar. La clave es adaptar el navegador a tu cabeza, no al revés.
Rendimiento, memoria y privacidad
La combinación de suspensión inteligente, gestión ajustada de recursos y enfoque sin anuncios crea una sensación agradable de fluidez. Usuarios en Linux han señalado consumos de memoria contenidos frente a alternativas como Firefox en escenarios comparables. Se nota un navegador ligero que no “se come” la RAM sin motivo.
Al prescindir de un modelo publicitario, Sidekick integra un bloqueador de anuncios y rastreadores que corta peticiones a redes de publicidad. También elimina trackers conocidos y evita los típicos scripts de seguimiento que van tejiendo un perfil sobre ti. Privacidad por diseño: menos rastreo, menos distracciones.
Tus contraseñas se cifran y se almacenan localmente en el dispositivo. No hay negocio con tus datos ni con tus búsquedas, algo que sus responsables dejan claro desde el onboarding. Quien paga es el usuario, no el anunciante, lo que permite al producto tomar decisiones alineadas con tu interés.
Lo interesante es que este blindaje no resta prestaciones. Sigues teniendo integración con servicios de terceros, compatibilidad con extensiones de Chrome y un rendimiento sólido. Es la ventaja de heredar el motor Chromium sin arrastrar su ruido publicitario.
Para perfiles propensos a la dispersión (incluido el TDAH), este combo de menos estímulos y gestión automática alivia la carga cognitiva. Y aunque no tengas ningún diagnóstico, todos lo notamos igual: menos ventanas compitiendo, más foco, mejor calidad de trabajo. Se termina la sensación de ir “apagando fuegos” a cada minuto.
Instalación y primeros pasos
Instalar Sidekick no tiene misterio. Descárgalo desde su web oficial para Windows, macOS o Linux e inicia el asistente. Si usas Linux con paquetes Debian/Ubuntu, puedes instalar el .deb desde la carpeta de descargas con un comando sencillo. Un ejemplo de instalación sería: sudo apt install ./sidekick-linux-release-x64.deb, ajustando el nombre del archivo a la versión que descargues.
Al abrirlo por primera vez, te pedirá si lo usarás de forma personal o en equipo. Después, el proceso te guía para iniciar sesión con Google, Microsoft o tu correo electrónico, y para importar datos de tu navegador anterior. En unos clics tienes historial, marcadores y contraseñas listos para usar.
El siguiente paso suele ser poblar la Sidebar con tus apps clave: correo, calendario, gestor de tareas, repositorios, mensajería… Todo lo que toque tu día a día. Si trabajas con varias cuentas de un mismo servicio, crea una segunda instancia como sesión privada. Así separas, por ejemplo, Gmail personal y Gmail de trabajo sin fricciones.
Después, dale forma a tus sesiones por proyecto. Crea una para cada cliente o iniciativa, y guarda las pestañas que usas a diario en cada contexto. Cuando empieces la jornada, abre la sesión correspondiente y tendrás todo al alcance en segundos. Menos rituales de arranque, más tiempo productivo real.
Por último, ajusta la búsqueda universal y los atajos a tu gusto. Si notas que alguna combinación te interfiere (como el caso de la arroba en macOS), cambia esa tecla y sigue. Que tus manos memoricen el “piloto automático” marca la diferencia a medio plazo.
Consejos prácticos para exprimir Sidekick
– Agrupa apps de comunicación y silencia el grupo cuando entres en bloques de trabajo profundo. Podrás mirar mensajes a ratos y no cada minuto.
– Nombra tus sesiones con prefijos coherentes (por ejemplo, “CLI-Cliente”, “INT-Interno”) para encontrarlas al vuelo. La coherencia semántica hace que la búsqueda sea más efectiva.
– Si tienes apps “tentación” (redes sociales), déjalas en el Launchpad y no en la Sidebar. Cuesta menos caer si no están a un clic permanente.
– Aprovecha las instancias privadas para separar identidades sin cerrar sesión: dos Slack, dos Gmail, dos Notion… Es la mejor manera de convivir con múltiples cuentas.
– Revisa qué extensiones realmente necesitas. Muchas funciones de Sidekick hacen prescindibles algunos añadidos que solo consumen recursos. Cuantas menos extensiones, más ligero el navegador.
– Si trabajas en equipo, crea un “kit de arranque” compartido con apps, marcadores y sesiones base. La gente nueva será productiva mucho antes.
– Ajusta las notificaciones por app. No todo merece burbuja y sonido: prioriza correo, calendario y tareas, y desactiva lo que no aporte. Un navegador tranquilo es un cerebro tranquilo.
En cuanto al uso personal, puede que tener WhatsApp o Instagram “a un toque” sea contraproducente. Valóralo con honestidad y decide si prefieres mantenerlas fuera o silenciadas. La productividad también es saber qué no abrir.
Si vienes de navegadores con barra lateral (como Opera o Vivaldi), la transición te resultará familiar. Aquí la diferencia es el foco extremo en el trabajo y la integración de sesiones, workspaces y búsqueda universal. No es solo un contenedor: es una metodología de organización.
Para rematar el set, Sidekick cuenta con un catálogo generoso de apps predefinidas que puedes instalar con un par de clics. Si no está la tuya, el acceso directo te saca del apuro. Prácticamente cualquier aplicación que funcione en Chrome es candidata a vivir en Sidekick.
Qué tal se comporta en el día a día
Tras un rato de uso, lo que más se nota es el alivio. El flujo se hace más liviano y predecible: menos pestañas peleándose, menos interrupciones y más continuidad entre tareas. Las sesiones por proyecto son la pieza que ordena la jornada, especialmente cuando alternas contextos.
La IA que suspende pestañas hace su trabajo en silencio; rara vez tienes que pensar en ella. La promesa de usar una cantidad similar de memoria con 10 o 100 pestañas no es magia, pero en la práctica sí se siente más estable que otras alternativas. Menos ventiladores rugiendo, más foco.
En macOS, arreglar el asunto de la arroba es cuestión de segundos; en Windows y Linux, los atajos por defecto suelen caer de pie. Para quien viene de Alfred/Spotlight, la búsqueda universal se convierte en el centro de gravedad. Invócala, escribe, salta, y a otra cosa.
La privacidad no se queda en marketing: al no depender de anuncios, Sidekick puede bloquear rastreadores sin medias tintas. Sumado al almacenamiento local cifrado de contraseñas, el conjunto transmite seguridad. Tu información no es la mercancía, y eso se agradece.
Quienes usan GNU/Linux encontrarán instaladores y rendimiento solventes. En pruebas puntuales se ha visto un consumo de RAM contenido respecto a otras opciones, lo cual es oro cuando trabajas con proyectos grandes. La integración de webapps al estilo de una barra lateral organizada funciona muy bien.
Por último, aunque Sidekick aún recorre camino, su base ya es madura: Chromium, compatibilidad con extensiones y una hoja de ruta clara. En su estado actual ya merece una prueba a fondo, y es de los pocos que se toman en serio el trabajo como primer objetivo.
Si echabas en falta un navegador “de trabajo” de verdad, Sidekick encaja la descripción: apps siempre visibles sin sobrecargar pestañas, sesiones y workspaces para ordenar tu cabeza, búsqueda universal, política de privacidad alineada contigo y un rendimiento que no te lastra. Cuando todo eso se suma, la productividad no es un mito, es rutina.
La propuesta se completa con pequeños detalles que marcan el día a día: globos de notificación en apps, posibilidad de cambiar iconos para identificar mejor cada servicio, y un listado inicial de aplicaciones realmente amplio. Está pensado para que tardes minutos, no horas, en sentirte “como en casa”.
Queda decir que existen navegadores para todos los gustos (Safari, Edge, Chrome, Opera, Firefox, Vivaldi, Brave y un sinfín más), pero pocos encaran la productividad con tantas decisiones concretas a favor del usuario profesional. Sidekick no intenta ser para todo, intenta ser excelente en trabajar.
Quienes busquen recursos adicionales encontrarán material de demostración y presentaciones en la web del proyecto para profundizar en atajos, flujo de trabajo y trucos. Merece la pena explorar la documentación y “robar” hábitos que ahorren clics.
Si te interesa dar el salto, mi recomendación es simple: instala, importa lo básico, ancla tus cinco apps clave, crea tres sesiones de tus proyectos activos y prueba una semana completa. La mejora real aparece cuando lo integras en tu rutina diaria.
Tras recorrer funciones, rendimiento y flujo, lo que queda es una sensación de orden. Sidekick se nota orientado a producir: menos distracciones por diseño, organización en capas (apps, sesiones, workspaces) y una búsqueda que ata todos los cabos. Para quien vive en el navegador, es una herramienta que hace que el día “vaya como un tiro”. Si quieres descargártelo, te dejamos el enlace de la Microsoft Store.
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