- Meta prepara un recorte de hasta el 30% en el presupuesto del metaverso y Reality Labs para el ciclo de 2026.
- La división ha acumulado más de 60.000-70.000 millones de dólares en pérdidas desde 2021, con baja adopción de Horizon Worlds y VR.
- Los ajustes incluyen posibles despidos y un giro de recursos hacia la inteligencia artificial y sus infraestructuras.
- Los inversores en Wall Street reciben positivamente la reducción de gasto en el metaverso y la mayor disciplina financiera.
Tras varios años de fuertes inversiones en su universo digital, Meta está rebajando claramente el peso del metaverso en su estrategia. La compañía de Mark Zuckerberg prepara un importante recorte de presupuesto en su división de realidad virtual y mundos inmersivos y, al mismo tiempo, acelera su apuesta por la inteligencia artificial, un movimiento que los mercados han acogido con alivio.
Las distintas informaciones filtradas en las últimas semanas apuntan en la misma dirección: el grupo tecnológico se dispone a reducir hasta en un 30% los recursos dedicados a su proyecto de metaverso, un cambio de rumbo relevante si se tiene en cuenta que esta iniciativa fue la gran bandera de la compañía desde 2021, cuando incluso decidió rebautizarse de Facebook a Meta.
Un giro estratégico tras años de pérdidas en el metaverso
El ajuste se centra en Reality Labs, la unidad responsable de la realidad virtual, la realidad aumentada y los mundos virtuales como Horizon Worlds. Este departamento ha sido el principal vehículo de la visión de Zuckerberg de un internet inmersivo donde se pudiera trabajar, socializar y comprar mediante avatares.
Sin embargo, la apuesta ha resultado mucho más cara de lo previsto. Desde el arranque de 2021, las cifras internas apuntan a pérdidas acumuladas superiores a los 60.000-70.000 millones de dólares en Reality Labs, con trimestres en los que la división ha llegado a registrar más de 4.000 millones de dólares de resultado operativo negativo frente a ingresos que apenas rozaban los 500 millones.
Los productos estrella de esta área —los cascos de realidad virtual Quest y el entorno social Meta Horizon Worlds— no han logrado la adopción masiva ni el nivel de competencia esperado. En el caso de Horizon Worlds, el crecimiento de usuarios ha sido discreto y la experiencia, pese a sucesivas mejoras, no ha terminado de conquistar al gran público.
Este desajuste entre el volumen de inversión y los resultados obtenidos ha alimentado las críticas de inversores y analistas, que veían el metaverso como un derroche de recursos en un contexto en el que la prioridad del sector se ha desplazado hacia la IA generativa y las infraestructuras de datos.
Recortes de hasta el 30% y posible impacto en el empleo
Según fuentes citadas por Bloomberg, los ejecutivos de Meta discuten un plan para recortar hasta un tercio del presupuesto destinado al metaverso y Reality Labs en el ciclo fiscal de 2026. El ajuste se habría perfilado durante una serie de reuniones celebradas recientemente en la residencia de Zuckerberg en Hawái, donde se revisan los grandes números de la compañía.
En paralelo, el consejero delegado habría solicitado a todos los departamentos un recorte general del 10% en costes, una práctica que ya se ha convertido en habitual en los últimos años de disciplina financiera. No obstante, el área del metaverso afrontaría una poda más severa, de hasta el 30%, lo que refleja su pérdida de peso en la hoja de ruta de la compañía.
Los ajustes no se limitarían a partidas contables. Las filtraciones apuntan a que una reducción de este tamaño probablemente vaya acompañada de despidos en la división de metaverso, con salidas que podrían anunciarse tan pronto como en enero en algunos mercados, si bien la compañía aún no ha oficializado estas decisiones.
Entre las áreas más expuestas a los recortes figuran la unidad de realidad virtual (VR), que concentra gran parte del gasto en hardware y desarrollo, así como el producto de mundos virtuales Horizon Worlds y la línea de dispositivos Quest. El objetivo pasa por atajar la hemorragia de recursos, simplificar proyectos y concentrarse en las líneas con mayor recorrido a medio plazo.
La visión de Zuckerberg frente a la realidad del mercado
Cuando en 2021 Zuckerberg presentó su gran apuesta por el metaverso, la describió como «el sucesor del internet móvil» y la próxima gran frontera para la compañía. La idea era que, en unos años, reuniones, ocio y transacciones económicas se trasladarían a espacios virtuales persistentes, accesibles con gafas y dispositivos específicos.
Cuatro años después, esa narrativa se ha topado con varios obstáculos. El mercado de la realidad virtual crece, pero no al ritmo que justificaría inversiones tan agresivas, y la competencia no ha entrado con la fuerza que Meta esperaba, lo que ha enfriado el entusiasmo en torno a un ecosistema comercial amplio y vibrante.
La situación se ha visto agravada por el pinchazo de algunos segmentos de la llamada Web3, como los NFT y determinados proyectos cripto que, en un primer momento, se presentaban como el combustible de las economías virtuales del metaverso. La volatilidad de estos activos y la falta de casos de uso sólidos han restado atractivo a esa parte de la propuesta.
A todo ello se suma una mayor exigencia de los inversores en Estados Unidos y Europa, que presionan para que las grandes tecnológicas prioricen proyectos con retornos más claros. En este contexto, la lectura generalizada en los mercados es que el metaverso, al menos en la escala ambicionada por Meta, se ha revelado de momento como un negocio inviable.
Reacción en Bolsa y cambio de humor entre los inversores
Paradójicamente, la noticia de que Meta va a apretar el cinturón en su gran apuesta de futuro ha sido bien recibida en Wall Street. Tras conocerse los planes de recorte, las acciones de la compañía llegaron a subir entre un 3% y un 7% en la sesión, apoyadas también por otros anuncios corporativos.
Parte del mercado interpreta esta decisión como una señal de que Meta escucha las inquietudes de los accionistas y está dispuesta a ajustar proyectos emblemáticos cuando los números no acompañan. Firmas de análisis como Bloomberg Intelligence han señalado que un recorte de gasto de hasta el 30% en metaverso podría reducir los costes operativos en varios miles de millones de dólares y mejorar de forma notable el flujo de caja libre у наступних вправах.
La compañía, además, está combinando estos ajustes con otras medidas de corte financiero, como la aprobación de dividendos en efectivo periódicos y una gestión más prudente de las recompras de acciones. Todo ello suma en la percepción de que Meta busca un equilibrio más sólido entre crecimiento, inversión y retorno al accionista.
Este cambio de narrativa llega después de un periodo de gran volatilidad bursátil, en el que el valor llegó a encadenar caídas de doble dígito desde sus máximos anuales, lastrada por las dudas en torno al coste de sus infraestructuras y a la rentabilidad de sus proyectos más ambiciosos.
Del universo inmersivo a la carrera por la inteligencia artificial
Mientras reduce su exposición al metaverso, Meta está desplazando una parte relevante de su foco hacia la inteligencia artificial, tanto en modelos como en hardware. La compañía compite ahora directamente con otros gigantes tecnológicos en la carrera por la IA generativa y los sistemas de supercomputación necesarios para entrenar modelos cada vez más grandes.
En este frente, la empresa ha puesto en marcha iniciativas como la creación de un laboratorio de superinteligencia y la firma de acuerdos de inversión con compañías especializadas, con participaciones significativas en startups de infraestructura de IA y datos. Estas operaciones, valoradas en miles de millones de dólares, reflejan la prioridad estratégica que la dirección concede ahora a este ámbito.
Paralelamente, Meta continúa desarrollando productos de consumo vinculados a la inteligencia artificial, desde chatbots integrados en sus redes sociales hasta dispositivos como las gafas inteligentes en colaboración con Ray-Ban, que combinan captura de imagen, audio y asistentes contextuales. Todos ellos se nutren de los avances en modelos de lenguaje y visión artificial.
El giro no implica un abandono total del metaverso, pero sí un reequilibrio claro: la IA pasa a ocupar el centro del escenario, mientras que las experiencias inmersivas quedan más acotadas y con un nivel de inversión mucho más medido que en los años del gran entusiasmo inicial.
Un laboratorio caro y un futuro más acotado para el metaverso
La trayectoria de Reality Labs en los últimos años puede leerse como la de un gran laboratorio de innovación, pero extremadamente costoso. Las inversiones multimillonarias han permitido a Meta situarse entre los actores más avanzados en hardware de realidad virtual y aumentada, aunque a costa de soportar pérdidas muy abultadas.
De cara a los próximos ejercicios, la compañía parece dispuesta a mantener una presencia relevante en dispositivos y experiencias inmersivas, pero con una ambición más realista en términos de negocio. El objetivo ya no pasa tanto por construir un universo paralelo que sustituya al internet actual, sino por integrar funciones de VR y AR en un catálogo amplio de productos y servicios.
El movimiento envía también un mensaje al resto del sector tecnológico, especialmente en Europa, donde los reguladores siguen de cerca el comportamiento de las grandes plataformas: la época de los proyectos ilimitados y sin presión por la rentabilidad tiene los días contados. Incluso iniciativas icónicas como el metaverso se ven obligadas a convivir con criterios más estrictos de eficiencia y retorno.
Para usuarios y empresas, este cambio probablemente se traduzca en una evolución más gradual y menos disruptiva de las experiencias inmersivas. El metaverso seguirá existiendo como concepto y como conjunto de productos, pero integrado en un entorno en el que la inteligencia artificial, los datos y la regulación marcan el paso de las grandes decisiones tecnológicas.
Рішення Мети poner límites a su aventura en el metaverso y redirigir recursos hacia la IA refleja hasta qué punto ha cambiado el clima tecnológico desde 2021: lo que entonces se presentaba como el próximo gran salto del internet global se ha convertido en un proyecto más acotado, que deberá demostrar su valor conviviendo con prioridades tan apremiantes como la inteligencia artificial, la rentabilidad y la presión regulatoria.
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