- Amazon adquiere Bee, startup de wearables de IA, reforzando su posición frente a rivales como Meta y OpenAI.
- Bee desarrolla un dispositivo tipo brazalete que registra conversaciones para crear recordatorios y resúmenes mediante IA, con un enfoque marcado en la privacidad.
- La privacidad y el uso de datos plantean dudas ahora que la tecnología de Bee pasa a manos de Amazon, cuya política de datos ha sido objeto de debate en el pasado.
- La compra refleja una tendencia creciente hacia la integración de IA en dispositivos personales y anticipa competencia entre grandes tecnológicas por dominar este nuevo mercado.
Amazon ha decidido dar un paso más en su estrategia de inteligencia artificial al adquirir Bee, una startup emergente conocida por su enfoque en dispositivos wearables impulsados por IA. Esta operación supone la entrada directa del gigante estadounidense en el terreno de los asistentes personales inteligentes, un sector que ya está atrayendo la atención de empresas como Meta, Apple y OpenAI.
La noticia fue confirmada tras un comunicado de Maria de Lourdes Zollo, cofundadora y CEO de Bee, quien publicó en LinkedIn la integración de su equipo en Amazon con el objetivo de llevar la inteligencia artificial personal a más usuarios. Amazon, por su parte, confirmó la adquisición a diversos medios, aunque aclaró que el acuerdo todavía no está completamente cerrado y los detalles económicos se mantienen confidenciales.
Cómo funciona Bee: IA en tu muñeca
Bee destaca por fabricar un brazalete inteligente similar a un monitor de actividad física pero diseñado para escuchar conversaciones del entorno y, mediante IA, generar recordatorios, sugerencias y resúmenes personalizados para su propietario. El dispositivo, que tiene un coste accesible comparado con competidores, puede funcionar junto con una app para Apple Watch o como wearable independiente, e incorpora funciones para automatizar la creación de listas de tareas y avisos.
Su capacidad de transcribir en tiempo real lo que escucha es la característica central del dispositivo. Esto incluye no solo conversaciones directas, sino también el contexto que lo rodea. Además, los usuarios pueden otorgar permisos para que la app acceda a correos, contactos, ubicaciones y otras aplicaciones, ampliando así el alcance del asistente personal. Según Bee, la intención es crear una especie de «teléfono en la nube» que centralice notificaciones y recordatorios.
La filosofía detrás de Bee es ofrecer una inteligencia ambiental que actúe como un acompañante confiable, ayudando a recordar datos importantes y orientando en el día a día mediante recomendaciones contextuales. Esta visión la diferencia de otros intentos similares en el pasado, como el fallido Humane AI Pin, que no lograron calar debido a precios elevados o a la falta de funcionalidades realmente útiles.
Privacidad: La gran incógnita tras la integración
Uno de los temas centrales en torno a Bee y su adquisición por Amazon es la gestión de la privacidad y los datos. La startup ha reforzado su política de protección de información: los usuarios pueden borrar sus datos en cualquier momento y, según Bee, los audios no se almacenan ni se usan para entrenar algoritmos. Solo se mantiene la información que la IA aprende y resume, destinada a alimentar el asistente personal.
Bee también había anunciado mejoras el pasado año para permitir grabaciones solo de personas con consentimiento explícito y trabaja en opciones para delimitar en qué lugares o en torno a qué temas el dispositivo puede registrar información, introduciendo así fronteras y pausas automáticas en la escucha.
Aun así, no se sabe si estas normas seguirán vigentes una vez que Bee quede bajo el paraguas de Amazon. La historia de la compañía en privacidad ha sido desigual; en ocasiones anteriores, Amazon compartió imágenes de cámaras de seguridad con la policía sin permiso, generando cierta desconfianza respecto al manejo de datos personales.
Desde Amazon aseguran que «la privacidad de los clientes es prioritaria» y que llevan años actuando como «custodios» responsables de la información. Sin embargo, no han especificado si mantendrán la política de no guardar grabaciones de audio, dejando abierta la incertidumbre sobre el futuro del tratamiento de datos en el ecosistema Bee.
El escenario competitivo: wearables y la nueva batalla de la IA
La adquisición de Bee refleja la carrera global por dominar el mercado de los dispositivos inteligentes personales, en la que otras grandes tecnológicas ya participan activamente. Meta, por ejemplo, ha invertido fuertemente en gafas inteligentes colaborando con marcas como Ray-Ban y Oakley, apostando por la integración de IA en accesorios cotidianos. OpenAI, por su parte, explora la creación de hardware propio para IA junto al equipo de diseño de Jony Ive, exjefe de Apple.
Frente a estrategias más arriesgadas, la decisión de Amazon de adquirir una startup ya operativa le permite acelerar su desarrollo en este campo y sumar talento y tecnología a su gama de productos Alexa y dispositivos Echo. No es la primera vez que Amazon explora los wearables: en el pasado lanzó la línea Halo, que no terminó de triunfar y fue retirada en 2023.
El reto principal al que se enfrentan estos dispositivos es generar confianza en unos consumidores cada vez más vigilantes respecto a su privacidad. El futuro de los wearables con IA dependerá en gran medida de la solidez de las garantías que ofrezcan y de la transparencia en el uso de datos personales.
El movimiento de Amazon con Bee pone de manifiesto el creciente interés por la inteligencia artificial personalizada y portátil. La evolución de las políticas de privacidad y la aceptación por parte de los usuarios serán fundamentales para definir si estos gadgets alcanzarán una adopción masiva, en un escenario donde la competencia por liderar el próximo gran salto tecnológico está más abierta que nunca.
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