Tesla Roadster: promesa de demo, cifras de ciencia ficción y las dudas que persisten

El Tesla Roadster vuelve a estar en boca de todos tras las nuevas declaraciones de Elon Musk, que ha prometido una demostración del prototipo que, según sus palabras, podría ser «el lanzamiento de producto más memorable». La marca recupera así el foco en su superdeportivo eléctrico mientras en Europa y España crece la curiosidad por saber si, esta vez, las promesas se materializan.

Presentado en 2017 y pospuesto una y otra vez, el proyecto arrastra casi una década de retrasos. Ahora, entre objetivos de rendimiento que rozan la ciencia ficción y pistas sobre tecnologías inspiradas en SpaceX, la cautela sigue imponiéndose: hay expectación por la demo, pero también muchas dudas sobre plazos, homologación y viabilidad.

Qué ha dicho Musk sobre el nuevo Roadster

En una charla reciente con Joe Rogan, Musk aseguró que están «cerca» de mostrar el prototipo y que la demostración será inolvidable, salga bien o mal. Volvió a tirar de símiles pop: reuniendo todos los coches de James Bond, el Roadster seguiría siendo «más loco», dijo.

El directivo volvió a deslizar la posibilidad de levitar o incluso «volar» mediante un paquete opcional inspirado en SpaceX. Hablamos del llamado SpaceX package: una batería de pequeños propulsores de gas frío a altísima presión que, integrados donde irían las plazas traseras, reforzarían aceleración, frenada y paso por curva.

Sin concretar fechas cerradas, Musk dejó entrever que la presentación del prototipo podría llegar antes de que termine el año. Con todo, no aportó detalles técnicos verificables sobre el funcionamiento de esos propulsores en un vehículo de calle, un punto clave de cara a su validación.

Especificaciones anunciadas y tecnología posible

Sobre el papel, el nuevo Roadster se plantea con tres motores eléctricos (uno delante y dos detrás), tracción total y un enorme paquete de baterías de 200 kWh. Tesla llegó a publicar 0-60 mph en 1,9 s (0-96 km/h) y más de 250 mph (unos 400 km/h) de punta, con una autonomía objetivo de 1.000 km y con apuestas en software y asistencias como Tesla Full Self-Driving.

En los últimos meses, Musk ha elevado el listón: el objetivo soñado es bajar de un segundo en 0-60 mph, una cifra inédita en producción. Esa prestación dependería precisamente del SpaceX package, cuyos propulsores de aire comprimido actuarían como asistencia puntual en lanzada, frenada y apoyo lateral.

A esto se suma una patente de Tesla para una aerodinámica «activa por ventiladores»: varios ventiladores y faldones retráctiles crearían una zona de baja presión bajo el coche para «pegarlo» al asfalto, generando gran carga aerodinámica incluso a baja velocidad.

Hay, no obstante, escepticismo técnico. Expertos en baterías cuestionan encajar 200 kWh en un deportivo compacto sin penalizar peso y espacio, y también ponen en cuarentena autonomía y aceleraciones extremas. En Europa, además, un sistema de propulsión auxiliar por gas frío tendría que superar complejas barreras de homologación: hoy por hoy no existen coches «voladores» autorizados para circular por vía pública.

Si llega con parte de lo prometido, el Roadster competiría en la liga de hiperdeportivos eléctricos como Rimac Nevera, Lotus Evija o Aspark Owl, que ya mueven 1.500–2.000 CV y registros fulgurantes en el 0-100 km/h, aunque con precios muy superiores a los que Tesla insinuó en su día.

Calendario, producción y señales de avance

La hoja de ruta ha cambiado múltiples veces: de un inicio de producción previsto para 2020 se pasó a sucesivas demoras. A día de hoy, las previsiones realistas sitúan el arranque en torno a 2027, si bien Tesla no ha confirmado calendario definitivo ni ha mostrado un prototipo funcional de especificación final.

En paralelo, apareció una oferta de empleo para «Ingeniero de Fabricación» enfocada en el Roadster. El puesto, con base en Fremont (California), menciona diseño e implementación de sistemas de producción para baterías, lo que sugiere que el proyecto podría estar pasando de la ingeniería de concepto a desarrollo industrial temprano.

Traducido a plazos, pensar en unidades de serie antes de finales de 2026 suena muy optimista. Y, mirando a Europa, cualquier versión con elementos como propulsores o ventiladores activos tendría que superar ensayos y homologación adicionales que podrían alargar los tiempos.

Precio, reservas y polémica con reembolsos

Cuando se presentó en 2017, Tesla habló de un precio de partida en el entorno de 200.000–250.000 dólares, con una serie limitada Founders más cara, y abrió reservas con un depósito de 50.000 dólares. Aún hoy puede verse la opción de reservar, aunque el precio final ha desaparecido de la web.

El prolongado compás de espera ha provocado cancelaciones y solicitudes de reembolso. Dos casos sonados: Sam Altman (OpenAI) ha reclamado la devolución de su depósito, y el creador Marques Brownlee relató las gestiones que tuvo que hacer hasta conseguirla. En foros y redes abundan testimonios de clientes que, cansados, están pidiendo su dinero de vuelta.

Tesla mantiene que la reserva es reembolsable, pero la opacidad en plazos y la ausencia de un calendario firme alimentan la sensación de incertidumbre. Entre potenciales compradores europeos, esta situación ha sembrado cierta desconfianza, lógica tras tantos cambios de rumbo.

Entre las promesas rimbombantes y la realidad industrial hay un trecho: si la demostración del prototipo llega y confirma parte de las cifras y la tecnología anunciadas, el Roadster podría marcar un hito; si no, quedará como el ejemplo de cómo el hype puede ir por delante de la hoja de ruta, especialmente con los exigentes filtros europeos que toda versión de calle tendrá que superar.