- OpenAI habilita una opción para reducir o eliminar el guion largo en ChatGPT cuando el usuario lo indica.
- El ajuste se gestiona desde las instrucciones personalizadas y no está activo por defecto.
- La medida responde a meses de críticas por el uso excesivo de la raya, asociada a textos generados por IA.
- Impacto directo en medios, educación y equipos de marketing en España y Europa, con más control sobre el tono y la puntuación.
Un cambio pequeño pero importante llega a ChatGPT: OpenAI permite que, si el usuario lo solicita, el asistente reduzca o evite el uso del guion largo (raya) en sus respuestas. La compañía responde así a una queja recurrente de la comunidad, donde este signo se había convertido en una especie de seña de identidad de los textos generados por IA.
El propio Sam Altman reconoció en X que ya es posible indicarle al modelo que no emplee rayas mediante las instrucciones personalizadas. No es un cambio por defecto, sino una preferencia configurable que da más control sobre el estilo, especialmente útil para quienes redactan en español de España o trabajan con contenidos profesionales.
Qué ha cambiado y cómo activarlo
OpenAI ha ajustado el comportamiento de ChatGPT para que respete una indicación explícita del usuario: si se pide evitar la raya (—), el modelo moderará o eliminará su presencia en el texto. La opción se integra en el sistema de preferencias, de modo que no haya que repetir la instrucción cada vez que se comienza una conversación.
Para lograrlo, basta con activar y editar las instrucciones personalizadas y añadir una nota de estilo clara (por ejemplo, “evita el guion largo y opta por comas o punto y coma”). Así, el asistente ajusta su puntuación y mantiene el criterio a lo largo de diferentes respuestas, algo especialmente valioso en flujos de marketing, educación o documentación técnica.
El matiz es relevante: la raya no desaparece de manera automática ni universal. Quienes la necesiten para diálogos o incisos pueden seguir usándola; quienes prefieran evitarla, tendrán ahora una configuración persistente para hacerlo. Es una solución intermedia que prioriza la personalización del estilo sobre una prohibición general.
Este cambio llega tras meses de debate público, memes y pruebas compartidas en foros donde se observaba que, incluso pidiéndolo, el modelo seguía “colando” la raya. Con el nuevo ajuste, la herramienta se alinea mejor con las preferencias de quienes buscan una redacción más natural en español peninsular, donde el abuso del guion largo puede resultar forzado o repetitivo.
Por qué se abusaba del guion largo y qué pasa con la detección de IA
La explicación más extendida apunta a una mezcla de entrenamiento y retroalimentación: grandes modelos aprenden de libros, artículos y foros donde la raya aparece con frecuencia; además, parte de los usuarios valoró su versatilidad para encadenar ideas, lo que habría reforzado su uso. Con el tiempo, el recurso se volvió omnipresente y, para muchos, antinatural.
La proliferación del “guion de ChatGPT” convirtió a la raya en un indicio de posible autoría artificial. Correos, trabajos académicos y publicaciones en redes pasaron a mirarse con lupa cuando acumulaban em dashes, algo que afectó la percepción de autenticidad incluso de textos escritos por personas que simplemente preferían ese signo.
Con la nueva opción, una de las pistas más visibles para detectar IA pierde fuerza. Esto no significa que el contenido artificial sea indetectable, pero sí obliga a ir más allá de un marcador tan superficial como el uso insistente de la raya. En entornos académicos y editoriales europeos, esto puede derivar en métodos de verificación más robustos, centrados en el análisis del contenido y no solo de la puntuación.
En España, donde la ortotipografía de la “raya” tiene normas claras, la capacidad de controlarla ayuda a mantener un estilo coherente con los manuales de medios, universidades y administraciones. El resultado práctico: textos más cercanos al estándar local y menos “marcados” por tics de los modelos generativos.
Impacto para empresas, medios y educación en España y la UE
Para startups, agencias y equipos editoriales, disponer de un control fino sobre la puntuación mejora la consistencia de marca y reduce el riesgo de que los textos “suenen a IA”. También facilita la integración de ChatGPT en flujos europeos con requisitos lingüísticos concretos, desde guías internas de estilo hasta documentación regulatoria.
En marketing y atención al cliente, la eliminación del guion largo por defecto evita que la redacción pierda naturalidad en canales de alta visibilidad (web, email, social). En educación, aporta claridad: docentes y estudiantes pueden fijar criterios de uso y evaluar los trabajos con un enfoque más centrado en el contenido y la argumentación que en señales tipográficas.
Recomendaciones rápidas para sacarle partido en el día a día: define en las instrucciones personalizadas tu política de puntuación (sin rayas; preferir comas y paréntesis); añade una nota de tono (formal, divulgativo o periodístico); y documenta internamente ejemplos de textos aceptables para homogeneizar criterios entre equipos.
Un detalle útil: si en algún proyecto necesitas la raya (por ejemplo, en diálogos literarios), crea un perfil de instrucciones aparte. Así alternas entre estilos sin reconfigurar cada conversación y evitas que el asistente vuelva a patrones no deseados en salidas sucesivas.
La decisión de OpenAI no elimina un signo que es válido y útil, pero sí ofrece un control preciso sobre su aparición. Para el ecosistema hispanohablante en Europa, donde los matices estilísticos pesan, la novedad supone una mejora práctica: menos señales involuntarias de “texto de máquina” y más margen para que la voz de cada organización suene como debe.
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