Divinity de Larian Studios: el regreso más ambicioso de la saga RPG

El enigma de la inquietante estatua demoníaca en mitad del desierto de Mojave ya tiene nombre y apellido: Larian Studios y su saga Divinity. Tras semanas de teorías, filtraciones y especulaciones en redes, el estudio belga ha aprovechado The Game Awards 2025 para destapar su próximo gran proyecto de rol, un título que recupera el nombre que lo inició todo y que apunta a ser uno de los RPG más ambiciosos de los próximos años.

La desarrolladora, conocida ahora masivamente por el éxito de Baldur’s Gate 3, mira de nuevo hacia su universo propio con un juego que se llama sencillamente Divinity. No hay fecha de lanzamiento ni plataformas confirmadas, pero sí un mensaje claro: será su obra más grande hasta la fecha, con una ambientación particularmente oscura, toques de terror y un tono muy crudo que ya ha levantado debate entre los aficionados al rol clásico en España y el resto de Europa.

Un tráiler gore, una estatua en el desierto y el nacimiento de Hellstone

Todo el misterio comenzó con un monolito puntiagudo en el desierto de Mojave, coronado por un enorme orbe a modo de ojo y rodeado de criaturas demoníacas. Geoff Keighley, presentador y productor de The Game Awards, utilizó la estatua como cebo en redes sociales, alimentando todo tipo de teorías: desde un nuevo God of War ambientado en Egipto hasta una expansión de Diablo IV o incluso The Elder Scrolls VI.

La realidad ha resultado ser mucho más cercana al rol clásico en PC: la estatua y su iconografía estaban vinculadas al nuevo Divinity. El propio Keighley, tras mostrar el tráiler en la gala, desveló además un detalle clave del vídeo: el portal y el monumento que aparecen responden al nombre de Hellstone, un elemento que apunta a tener un peso central en la narrativa del nuevo juego.

El adelanto cinematográfico no entra en sistemas de juego, pero deja claro el tono: fantasía oscura, violencia explícita y una imaginería muy perturbadora. Se ve una especie de celebración medieval pagana que culmina con un hombre anciano encadenado dentro de una efigie tipo wicker man. La figura es incendiada entre música y gritos, y la secuencia se recrea en detalles gore: la carne del sacrificado se derrite, la sangre empapa el suelo y de esa tierra empiezan a brotar plantas que chillan de forma antinatural mientras la estatua parece cobrar vida.

El cierre del vídeo deja paso al título, Divinity, sin subtítulos ni números. No se aclara si estamos ante una precuela, una reinterpretación del universo o una secuela espiritual, pero el mensaje visual es contundente: Larian busca un retorno a sus raíces, con una atmósfera más siniestra de lo que muchos asociaban a la saga Original Sin.

La confirmación oficial: el Divinity que Larian siempre quiso hacer

Una vez levantado el telón en The Game Awards, Larian Studios confirmó lo que muchos venían sospechando desde las filtraciones de marcas registradas en Europa. La compañía presentó Divinity como un juego completamente nuevo e independiente, que no requiere haber jugado a títulos anteriores del estudio. Sin embargo, quienes ya se hayan pasado Divinity: Original Sin y Divinity: Original Sin 2 encontrarán guiños, conexiones y una comprensión más profunda de su mundo.

Geoff Keighley subrayó en el escenario que este nuevo Divinity es el videojuego más grande jamás desarrollado por Larian, incluso por encima de Baldur’s Gate 3, un título que ya era conocido por su escala descomunal y su densidad de contenido. Hablamos, por tanto, de un proyecto que apunta a ser uno de los RPG más extensos y complejos de la última década.

El fundador y director del estudio, Swen Vincke, reforzó esa idea en unas declaraciones que han hecho mucho ruido entre los fans del rol: aseguró que, pese a la larga historia del estudio con la saga, es la primera vez que desarrollan un juego llamado simplemente Divinity. Según sus palabras, el equipo está concentrando todo lo aprendido en estos años en un único proyecto, algo que define como lo más extenso, profundo e íntimo que han creado hasta ahora.

Vincke describió este nuevo juego como “el Divinity que siempre habíamos querido hacer”, una especie de culminación de dos décadas de experimentación con el género RPG. Sin entrar en detalles jugables concretos, dejó entrever que la intención es condensar la experiencia acumulada desde Divine Divinity, pasando por la duología Original Sin, hasta el reciente éxito de Baldur’s Gate 3.

Filtraciones, marcas europeas y el papel de España en la expansión de Larian

El anuncio no pilló del todo por sorpresa a quienes siguen de cerca la escena del rol en Europa. Días antes de la gala, se detectó en las bases de datos europeas el registro de un nuevo logotipo de Divinity y dos símbolos adicionales. Las solicitudes, fechadas el 9 de diciembre, estaban representadas por la misma firma legal que gestiona otras marcas de Larian en el continente, lo que disparó las alarmas en la comunidad.

Uno de esos símbolos coincidía por completo con la imagen central de la misteriosa estatua del desierto de Mojave difundida por Keighley desde finales de noviembre. La conexión entre el pilar demoníaco, las marcas europeas y el historial de la firma de abogados apuntaba todas las pistas hacia un nuevo juego de la saga Divinity. A partir de ahí, los foros y redes se llenaron de teorías, muchas de ellas centradas en la posibilidad de un Divinity: Original Sin 3.

En paralelo, Europa no solo era clave por las marcas registradas, sino también por la propia estructura del estudio. Larian Studios ha crecido enormemente desde el último Divinity y actualmente cuenta con sedes en siete países, entre ellos varios europeos. Resulta especialmente relevante para el público español que, en 2021, la compañía abriese una oficina en Barcelona, integrando así a España en su red global junto a Dublín (Irlanda), Varsovia (Polonia), Guildford (Reino Unido), Quebec (Canadá) y Kuala Lumpur (Malasia).

Esta expansión internacional, con una presencia sólida en la Unión Europea, explica en parte la rapidez con la que se detectan movimientos legales y registros de títulos en territorio europeo, algo que los jugadores han aprovechado para anticipar anuncios. El caso de Divinity ha sido un buen ejemplo de cómo un simple expediente de marca puede acabar desenmascarando uno de los bombazos de The Game Awards.

De la especulación a la realidad: filtraciones, desmentidos y expectativas

Antes del anuncio oficial, el ambiente en redes era una mezcla de hype y confusión. Por un lado, la comunidad había detectado la pista de Divinity: Original Sin 2 – Definitive Edition para consolas de nueva generación en varias fuentes: primero a través del sistema europeo PEGI, que clasificó el juego para PlayStation 5 y Xbox Series X|S, y después con la aparición de una versión específica en el backend de PlayStation Network, recogida por el conocido usuario PlayStationSize.

Este movimiento reforzó la idea de que Larian quería poner al día la saga Original Sin en la generación actual, con mejoras técnicas como 4K, 60 fps y tiempos de carga reducidos, algo especialmente atractivo para nuevos fans que llegaron con Baldur’s Gate 3 y no habían probado todavía el anterior gran éxito del estudio.

Al mismo tiempo, se dispararon los rumores de un posible Divinity: Original Sin 3. Sin embargo, el director de publicaciones de Larian, Michael Douse (conocido como Cromwelp en X/Twitter), salió a enfriar las expectativas: insistió en que, en ese momento, no había planes para un nuevo juego de Original Sin. Sus declaraciones sembraron la duda sobre la naturaleza real de la sorpresa que aguardaba en The Game Awards, aunque algunos jugadores sospechaban que podía estar desviando la atención.

Curiosamente, el propio Douse reaccionó con cierta ironía a la filtración de la versión para PS5 de Original Sin 2, respondiendo con un “oye, esto no deberíamos anunciarlo todavía”. No cerró la puerta al relanzamiento, pero sí dejó claro que el foco del estudio estaba en otro proyecto de mayor calado, algo que ahora sabemos que era el nuevo Divinity revelado en la gala.

Con todo este contexto, la comunidad se debatía entre varias posibilidades: un remaster para consolas de nueva generación, un spin-off, una tercera entrega numerada o una reimaginación total del universo. Finalmente, Larian ha optado por un movimiento intermedio: un título que recupera el nombre original de la franquicia, actúa como puerta de entrada para nuevos jugadores y, al mismo tiempo, mantiene una continuidad reconocible para quienes llevan años en Rivellon.

Divinity, Rivellon y un legado que va más allá de Baldur’s Gate 3

Para quienes solo conocen a Larian por Baldur’s Gate 3, conviene recordar que Divinity es el pilar que cimentó la reputación del estudio. Desde su primera entrega, la serie apostó por una narrativa densa, mundos llenos de decisiones significativas y una jugabilidad que combinaba exploración, experimentación y combate con una gran libertad para el jugador.

El universo de la saga se desarrolla en Rivellon, un mundo de fantasía propio de Larian que comparte rasgos con otros entornos clásicos como los Reinos Olvidados de Dungeons & Dragons, pero que también tiene una personalidad muy marcada. Rivellon mezcla tropas de fantasía tradicional (humanos, elfos, enanos, lagartos humanoides, no muertos) con toques de steampunk, ciencia ficción y cierto humor absurdo que bebe de influencias como las novelas del Mundodisco de Terry Pratchett.

La franquicia ha explorado distintas épocas de ese mundo a lo largo de sus seis juegos publicados, desde Divine Divinity (2002) y Beyond Divinity (2004), más cercanos al ARPG con sabor a Diablo, hasta títulos como Divinity 2: Ego Draconis (2009), centrado en la acción en tercera persona, o Divinity: Dragon Commander (2013), que coqueteaba con la estrategia.

El gran salto de popularidad, no obstante, llegó con Divinity: Original Sin (2014) y sobre todo con Divinity: Original Sin 2 (2017), que redefinieron el rol táctico por turnos gracias a sistemas profundos, combate muy estratégico y un nivel de interacción con el entorno que se adelantó a lo que luego veríamos en Baldur’s Gate 3. La posibilidad de jugar toda la campaña en cooperativo, así como las múltiples formas de resolver encuentros y misiones, consolidaron estos juegos como referentes del género en PC y consolas.

Un nuevo punto de entrada a la saga para jugadores de España y Europa

Uno de los aspectos más relevantes del anuncio es que Divinity ha sido presentado como un juego autónomo, pensado también para quienes nunca han pisado Rivellon. No se exige haber jugado a Divine Divinity, a la saga Original Sin ni a los títulos de acción anteriores; el objetivo de Larian es que cualquier jugador que haya llegado a través de Baldur’s Gate 3 pueda entrar aquí sin perderse.

Aun así, el estudio ha dejado claro que quienes conozcan las entregas previas disfrutarán de una continuidad más rica. La saga siempre ha jugado con saltos temporales amplios entre cada juego —a veces de décadas o siglos—, lo que permite contar historias independientes pero conectadas por una mitología común. Todo apunta a que el nuevo título seguirá esa tradición, situándose en un punto de la cronología que permita introducir nuevos personajes y conflictos, sin romper con el trasfondo construido durante más de veinte años.

Para el público español y europeo, esta estrategia encaja con el momento que vive el rol en nuestro territorio: Baldur’s Gate 3 ha disparado el interés por los CRPG y ha ampliado de forma notable la base de jugadores que se atreven con sistemas complejos, decisiones morales y campañas largas. Un nuevo Divinity bien localizado, con versiones nativas en las consolas de última generación y una distribución sólida en Europa, tiene potencial para consolidar definitivamente a Larian como uno de los estudios de referencia también fuera del PC.

Además, la presencia de una sede en Barcelona facilita posibles colaboraciones, doblajes y soporte específico para el mercado español, algo cada vez más importante para los jugadores que exigen traducciones y localizaciones de calidad en su idioma. A falta de detalles concretos, nadie se sorprendería si este nuevo proyecto apostase fuerte por el público europeo, que ya ha respondido con entusiasmo a los últimos lanzamientos del estudio.

Con un tráiler cargado de simbolismo macabro, una campaña de marketing basada en una estatua en el desierto y una ristra de registros en Europa que han ido adelantando los planes del estudio, Divinity se ha destapado como el siguiente gran paso de Larian tras Baldur’s Gate 3. Será un proyecto de larga cocción, sin fecha ni plataformas confirmadas, pero con la promesa de reunir todo lo aprendido en dos décadas de RPG: un mundo propio como Rivellon, la profundidad de Original Sin, la escala de BG3 y una estética más oscura y desgarradora. Toca esperar para ver si todo ese cóctel cumple las expectativas, pero el regreso de Divinity ya se ha colocado, por méritos propios, entre los lanzamientos más observados por los jugadores de España y de toda Europa.