- Los iPhone podrían subir hasta un 43% en EE.UU. si Apple traslada el coste de los aranceles a los consumidores.
- Donald Trump ha impuesto aranceles del 54% a China, además de gravámenes a India y Vietnam, donde Apple produce sus dispositivos.
- En España el impacto sería menor, pero no se descartan subidas por inflación o ajustes de margen global.
- El modelo iPhone 16 Pro Max con 1TB podría superar los 2.800 euros si se replica el ajuste arancelario en Europa.
Los usuarios de móviles de alta gama podrían enfrentarse pronto a una subida significativa en los precios, especialmente si se materializa la amenaza que planea sobre Apple tras las últimas decisiones comerciales de Estados Unidos. La nueva política arancelaria impulsada por el expresidente Donald Trump podría tener efectos directos sobre el coste de los dispositivos iPhone, generando incertidumbre tanto en el mercado estadounidense como en otras regiones del mundo como Europa.
Una batería de aranceles impuesta a China y otros países asiáticos ha encendido las alarmas entre los analistas del sector, quienes avisan del posible encarecimiento de los modelos actuales y futuros de Apple. Varios informes apuntan a que si la empresa californiana decide trasladar estos costes al usuario final, el precio del iPhone podría experimentar un incremento de hasta el 43%.
Aranceles que golpean de lleno la cadena de producción de Apple
La mayoría de los iPhone se fabrican en China, India y Vietnam, países que ahora se encuentran gravemente afectados por los nuevos aranceles. Según la información publicada por Reuters y analistas como Rosenblatt Securities, Estados Unidos impondrá un 54% a los productos provenientes de China, un 46% a los de Vietnam y un 26% a los de India.
Apple, que había iniciado una estrategia de diversificación para reducir su dependencia de China, no ha escapado al impacto. A pesar de trasladar parte de su producción a India y Vietnam, los tres países están ahora en el punto de mira de las políticas comerciales estadounidenses. Esto ha dejado a la compañía con pocas opciones para esquivar el golpe financiero.
Los modelos más premium, como el iPhone 16 Pro Max con 1TB de almacenamiento, podrían pasar de 1.599 a 2.300 dólares en EE.UU.. Esto supone un salto importante en el coste para los consumidores, derivados únicamente por el cambio arancelario y no por mejoras en el hardware o funcionalidades. Además, esta situación podría influir en la percepción de los precios de otros modelos de iPhone dentro del mercado actual.
¿Qué puede hacer Apple ante este escenario?
Apple dispone de escasas alternativas viables a corto plazo. Podría optar por asumir parcialmente estos costes, lo que reduciría sus márgenes de beneficio, o trasladarlos íntegramente al mercado, lo cual provocaría una subida de precios que podría frenar la demanda.
Según analistas como Angelo Zino (CFRA Research), la compañía quizá no pueda subir más del 10% sin poner en riesgo sus ventas. Sin embargo, otras fuentes, como Wedbush Securities, afirman que si la empresa quisiera conservar sus beneficios actuales, tendría que aplicar un aumento de precio del 43%.
Una tercera vía que se está contemplando es la de aplicar subidas moderadas, situadas en torno al 12%, lo que implicaría un incremento de unos 100 euros en algunos modelos. Esta opción permitiría absorber parte del coste sin un impacto tan agresivo en el consumidor.
Mientras tanto, Apple confía en que se puedan conseguir exenciones temporales o negociaciones con Washington, tal y como ocurrió durante el primer mandato de Trump, cuando la empresa fue una de las pocas exentas de pagar aranceles.
Consecuencias para el mercado europeo
Aunque en principio la política arancelaria afecta a las importaciones en Estados Unidos, no se descarta que tenga impacto indirecto en Europa y, por ende, en España. Apple, al ser una multinacional con precios y márgenes ajustados globalmente, podría trasladar parte del sobrecoste a otras regiones para compensar pérdidas en su mercado principal.
Algunos analistas ya han calculado los nuevos precios que podrían alcanzar los modelos más recientes si se aplicase el mismo incremento del 43% en Europa. Entre los ejemplos más llamativos, el iPhone 16 Pro Max de 1TB, que cuesta actualmente 1.969 euros en España, se colocaría en torno a los 2.815 euros, una cifra sin precedentes para un smartphone.
Otros modelos tampoco se librarían: el iPhone 16 base de 128GB pasaría de 959 a 1.371 euros, y el iPhone 16 Plus de 512GB alcanzaría los 2.129 euros. Todos estos datos sugieren que el ajuste podría aplicar, aunque matizado, también en nuestro país.
División de opiniones entre los analistas
El mundo financiero y tecnológico no se pone de acuerdo respecto a lo que Apple terminará haciendo. Algunos como Barton Crockett (Rosenblatt Securities) consideran que la empresa tendrá que aumentar los precios en todo el mundo si no consigue una exención. Por su parte, Gerrit Schneemann (Counterpoint Research) sostiene que Apple puede aguantar el impacto durante unos meses sin tocar precios, gracias a su colchón de beneficio del 38%.
Lo que sí parece claro es que una subida repentina antes del lanzamiento del iPhone 17 complicaría la estrategia comercial de la compañía. Aplicarlo con la nueva generación permitiría justificar mejor el cambio y amortiguar la respuesta del público.
Por ahora, Tim Cook y su equipo se mantienen herméticos. No se ha emitido ningún comunicado oficial respecto a estos posibles aumentos. Pero el temor a una reacción negativa por parte de los consumidores y los mercados está ahí, como demuestran las recientes caídas bursátiles de Apple tras conocerse los nuevos aranceles.
El debate también se extiende sobre la posibilidad de fabricar iPhones en otros países más cercanos o incluso en Estados Unidos. Sin embargo, diversos informes indican que replicar la cadena de suministro en suelo norteamericano sería extremadamente costoso y tardaría años en concretarse. Neil Shah, analista de Counterpoint, lo resume así: “Fabricar en EE.UU. suena bien en los discursos políticos, pero en la práctica es completamente inviable sin subsidios masivos”.
Mientras no lleguen alivios arancelarios o un cambio en la estrategia de producción global, Apple tendrá que bailar con una de las decisiones comerciales más complicadas de los últimos años. El próximo otoño, con el lanzamiento del iPhone 17, podría ser el punto de inflexión que confirme si el impacto se traslada o no al PVP (precio de venta al público).
Ante este panorama, todo apunta a que los próximos meses estarán marcados por una fuerte tensión entre rentabilidad empresarial, decisiones políticas y el bolsillo del consumidor. Con un mercado cada vez más competitivo y sensible al precio, cualquier movimiento será seguido con lupa por inversores, fabricantes y compradores.
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