- Transformación de minas abandonadas: Se plantea reutilizar antiguas explotaciones mineras para el almacenamiento de energía mediante gravedad.
- Funcionamiento del sistema UGES: Usa contenedores de arena que suben y bajan para almacenar y generar electricidad.
- Ventajas económicas y medioambientales: Minimiza costes al aprovechar infraestructuras existentes y revitaliza comunidades mineras.
- Grandes capacidades de almacenamiento: El potencial global de esta tecnología podría llegar hasta 70 TWh.
Las minas abandonadas podrían pasar de ser espacios olvidados a jugar un papel clave en la transición energética. Expertos en almacenamiento energético han identificado su potencial para convertirse en gigantescas baterías gravitatorias, aprovechando su profundidad para almacenar electricidad de manera eficiente.
Este concepto, denominado Underground Gravity Energy Storage (UGES), utiliza la energía sobrante en la red para elevar materiales pesados, como arena, por los pozos mineros. Luego, cuando se necesita electricidad, esos materiales descienden y generan energía a través de motores que actúan como generadores.
Cómo funciona esta innovadora tecnología
El proceso es relativamente simple: en momentos de baja demanda, los motores de los ascensores elevan grandes contenedores llenos de arena, almacenando energía en forma de energía potencial gravitatoria. Cuando la demanda de electricidad aumenta, la arena desciende y, mediante el frenado regenerativo, se convierte esa energía almacenada nuevamente en electricidad.
Una de las grandes ventajas de este método es que no pierde eficiencia con el tiempo. A diferencia de las baterías químicas que se degradan con cada ciclo de carga y descarga, este sistema puede funcionar durante décadas sin pérdidas significativas de rendimiento.
Impacto ambiental y beneficios económicos
Reutilizar minas en desuso aporta múltiples beneficios. En primer lugar, reduciendo la necesidad de construir nuevas infraestructuras, lo que conlleva un ahorro considerable en materiales y recursos. Además, esto puede suponer una nueva oportunidad económica para regiones afectadas por el cierre de explotaciones mineras, generando empleo en la adaptación y posterior operación del sistema.
Otro aspecto destacable es que utiliza materiales abundantes como la arena, lo que lo hace más asequible y menos dependiente de recursos escasos. Además, como la energía almacenada no se disipa fácilmente, estas minas-batería pueden preservar la electricidad durante largos periodos.
Casos de éxito y potencial futuro
En Finlandia, la mina de Pyhäsalmi ha sido seleccionada como uno de los primeros lugares donde se está implementando esta tecnología. La empresa Gravitricity está desarrollando un prototipo que busca demostrar la viabilidad de almacenar grandes cantidades de energía de esta manera, un proceso innovador que podría ser comparado con la optimización de recursos tecnológicos.
Los estudios calculan que la capacidad total de almacenamiento de energía mediante este método podría situarse entre 7 y 70 TWh a nivel mundial. Esta cifra equivaldría a una parte importante del consumo diario global de electricidad, posicionando esta solución como una alternativa viable para complementar la energía renovable.
El interés por esta tecnología ha crecido considerablemente en los últimos años. Empresas privadas, inversores e incluso gobiernos han mostrado su disposición a financiar proyectos piloto que permitan ampliar su escala e integración en las redes eléctricas.
El reto de almacenar energía limpia de manera eficiente es uno de los mayores desafíos actuales. Transformar antiguas minas en sistemas de almacenamiento gravitacional ofrece una alternativa innovadora que no solo mejora la estabilidad de la red eléctrica, sino que también da una segunda oportunidad a infraestructuras industriales en desuso. Con suficientes inversiones y pruebas exitosas, estas minas podrían convertirse en pilares fundamentales del sistema energético del futuro.
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