- Neon app paga 30 centavos de dólar por minuto entre usuarios y fija un tope diario de 30 $ para llamadas fuera de la plataforma.
- Su ranking en App Store subió del puesto 476 al número 2 en la categoría de redes sociales; también llegó al top 7 y después al 6 en la clasificación general.
- Los términos conceden a la empresa una licencia muy amplia sobre las grabaciones y contemplan su venta a compañías de IA para entrenar modelos.
- Expertos alertan de riesgos legales, de anonimización y fraude por clonación de voz; el fundador y la financiación generan interrogantes.
Una nueva aplicación social, Neon app, ha irrumpido en la App Store de EE. UU. con una propuesta tan simple como polémica: pagar por grabar sus llamadas y comercializa ese audio con empresas de inteligencia artificial. Su fórmula, tan directa como controvertida, la ha catapultado a los primeros puestos en descargas.
Según datos de Appfigures, en apenas unos días pasó del puesto 476 en redes sociales al top 10 y, posteriormente, al número 2. El gancho económico es 30 centavos de dólar por minuto en llamadas entre usuarios de Neon y un máximo de 30 dólares diarios para llamadas a números externos, un esquema que apunta a quienes están dispuestos a intercambiar privacidad por dinero.
¿Cómo funciona y cuánto paga exactamente?
El servicio opera como una app de voz sobre IP y, de acuerdo con su mensaje comercial, registra el lado del usuario de Neon —salvo si ambos interlocutores usan la aplicación—. La promesa pasa por ingresos recurrentes, pagos por minuto y límites diarios, lo que facilita estimar cuánto podría ingresar cada perfil.
Además del pago por uso, Neon incentiva el crecimiento de su base con un sistema de referidos. tope diario de 30 $, mientras que las conversaciones entre usuarios de Neon se remuneran a 30 centavos por minuto; es decir, la mayor rentabilidad llega cuando el interlocutor también está dentro del ecosistema.
Qué hace la empresa con las grabaciones
Más allá del discurso publicitario, los términos de servicio señalan que las grabaciones se destinan a «desarrollar, entrenar, probar y mejorar» modelos y sistemas de IA. materia prima para IA para entrenar tecnologías de reconocimiento y generación de audio.
Los términos otorgan a Neon una autorización muy amplia: licencia mundial, exclusiva, irrevocable, transferible y libre de regalías, con derecho a sublicenciar, para usar, vender, almacenar, modificar, crear obras derivadas y distribuir las grabaciones en cualquier formato y canal, existentes o futuros. La compañía también advierte de funciones en beta sin garantías, un matiz relevante por los posibles fallos y brechas de seguridad.
Los números del ascenso en App Store
El ascenso ha sido meteórico. posición 476 al top 10, y después al número 2 en la categoría de redes sociales del iPhone en EE. UU., según Appfigures. En la clasificación general llegó a situarse como la séptima app más descargada y, más tarde, alcanzó el sexto puesto.
Que una propuesta de este tipo destaque en una tienda tan supervisada como la de Apple evidencia un cambio de percepción en parte del público: tolerancia a ceder datos, en plena demanda de audio real para entrenar modelos de IA.
Implicaciones legales: consentimiento y grabación unilateral
Juristas consultados apuntan a que registrar «solo un lado» de la llamada podría ser un mecanismo para sortear leyes de escuchas que exigen el consentimiento de ambos interlocutores. consentimiento de las dos partes, por lo que la estrategia de Neon intenta encajar en escenarios de consentimiento único.
Otros expertos sugieren que el concepto de «transcripciones unilaterales» deja margen a interpretaciones: eliminar la parte del tercero en la transcripción. Esta ambigüedad alimenta dudas sobre el alcance real del registro y sobre cómo se aplican las limitaciones que la app declara.
Riesgos de privacidad y seguridad
La empresa afirma que elimina identificadores evidentes —nombres, correos, teléfonos— antes de vender el audio, pero sin detalles sobre el proceso ni los compradores. Sin visibilidad sobre sus socios, es difícil evaluar qué uso darán a las voces y durante cuánto tiempo.
La reutilización del timbre y rasgos vocales abre la puerta a fraudes por clonación de voz y suplantación de identidad. clonación de voz y suplantación, desde llamadas que imitan al usuario hasta entrenar otras IA que repliquen su forma de hablar.
Durante pruebas reportadas, las llamadas no mostraban aviso de grabación al emisor ni al receptor, y el identificador funcionaba como de costumbre. ausencia de avisos al receptor añade fricción ética y posible exposición legal si el interlocutor no consiente.
Quién está detrás del proyecto
El fundador figura como Alex Kiam —«Alex» en el sitio oficial— y, según registros, opera desde un apartamento en Nueva York. Se menciona que habría recibido financiación de Upfront Ventures, extremo sobre el que no hay confirmaciones públicas y respecto al cual no se habrían ofrecido respuestas.
Este bajo perfil corporativo y la escasez de datos verificables sobre socios y patrocinadores falta de transparencia en torno a la gobernanza del producto y la cadena de custodia de los datos.
Por qué despega ahora: un contexto propicio
El ecosistema digital ha normalizado dispositivos y agentes de IA que «toman notas» en reuniones y capturan información con consentimiento explícito. monetización directa de la voz, una fórmula que llega tras años de polémicas por recolección encubierta de datos en apps y servicios.
Ante la sensación de que los datos se comercializan de todos modos, algunos usuarios pueden optar por cobrar por ellos. afectar la privacidad de terceros, que quizá no aceptan que su voz —o parte de la conversación— acabe en datasets de entrenamiento.
La combinación de incentivos rápidos, una narrativa de facilidad para ganar dinero y la creciente demanda de audio real para entrenar modelos explica el tirón inicial. Falta por ver si las políticas de las tiendas y los reguladores establecen límites más claros a prácticas de este tipo.
El auge de Neon app condensa un fenómeno más amplio: un modelo atractivo por sus pagos, legalmente complejo y con riesgos notables para la privacidad. Entre la promesa de ingresos, la amplitud de su licencia de datos y la opacidad sobre sus socios, la discusión se centra en cuánto valoramos la voz como dato biométrico y qué contrapartidas estamos dispuestos a aceptar.
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