Pasta térmica Arctic MX-7: así es la nueva referencia de la gama MX

La pasta térmica Arctic MX-7 llega para ocupar el lugar de la MX-6 dentro de la conocida familia MX del fabricante suizo-alemán. Se trata de una actualización que busca adaptarse mejor a las necesidades del hardware actual, poniendo el foco más en la estabilidad a largo plazo, la seguridad y la facilidad de aplicación que en batir récords de overclock.

Arctic ha apostado por una formulación clásica basada en óxidos metálicos no conductores, integrados en una matriz polimérica de silicona mejorada, dejando de lado el metal líquido u otras soluciones más extremas. Aun así, los primeros datos de la propia marca y las pruebas independientes apuntan a que la MX-7 se sitúa en la parte alta del mercado de pastas térmicas convencionales, con mejoras medibles frente a sus predecesoras MX-4 y MX-6.

Nueva fórmula, viscosidad alta y menos problemas de pump-out

Uno de los puntos clave de esta generación es la nueva composición del compuesto, diseñada para minimizar el pump-out effect. Este fenómeno aparece cuando, tras numerosos ciclos de calor y frío, la pasta se desplaza hacia los bordes del IHS o del chip, dejando zonas centrales peor cubiertas. Con MX-7, Arctic asegura una cohesión interna más alta que mantiene el material en su sitio incluso tras largos periodos de uso intensivo.

La compañía declara una viscosidad situada entre 35.000 y 38.000 poise, un rango elevado que se traduce en una pasta muy densa y pegajosa al tacto. Esta característica permite que el compuesto rellene con eficacia las microimperfecciones entre el IHS o el DIE y la base del disipador, manteniendo una película uniforme sin que se formen huecos de aire, que son uno de los peores enemigos de la transferencia de calor.

En las pruebas de laboratorio citadas por Arctic e informes técnicos como los de Igor’s Lab, la MX-7 muestra una baja sensibilidad al espesor de la capa aplicada. Aunque la capa sea ligeramente más gruesa o más fina de lo ideal, las curvas de temperatura se mantienen estables, algo especialmente interesante en equipos montados en casa donde la aplicación no siempre es perfecta.

La densidad del compuesto se sitúa en torno a 2,9 g/cm³, un valor típico en pastas de alto rendimiento. En cuanto a la conductividad térmica, diversas fuentes apuntan a una cifra en torno a 6,17 W/mK, aunque la propia Arctic evita destacar este número y prefiere centrar el discurso en parámetros como viscosidad, densidad y resistividad, al considerar que otros fabricantes tienden a inflar este dato comercial.

Segura para CPU, GPU, portátiles y consolas

Uno de los aspectos que más ha querido reforzar Arctic con la MX-7 es la seguridad eléctrica durante la aplicación y el uso. El compuesto no es ni conductor ni capacitivo, con una resistividad volumétrica de 1,7 × 10¹² ohm·cm y una tensión de ruptura de 4,2 kV/mm. Esto significa que se puede aplicar sin miedo tanto sobre IHS como de forma directa sobre el DIE de la CPU o la GPU, e incluso sobre chips de memoria o componentes de portátiles y consolas.

Gracias a esta cero conductividad eléctrica, el riesgo de cortocircuitos o de descargas accidentales se reduce prácticamente a cero, algo que suele preocupar a quienes desmontan gráficas, consolas o equipos compactos. Esta característica convierte a la MX-7 en una opción bastante versátil para todo tipo de dispositivos, desde PC gaming de sobremesa hasta equipos portátiles o sistemas pequeños que trabajan muchas horas seguidas.

El rango de temperatura de funcionamiento declarado va desde -50 ºC hasta 250 ºC. Estas cifras abarcan de sobra los escenarios de uso típicos en Europa, tanto en torres de sobremesa como en estaciones de trabajo compactas o mini PC, e incluso en sistemas sometidos a cargas muy intensivas durante largos periodos.

Aplicación optimizada y nuevo diseño de jeringa

Además de la propia fórmula, Arctic ha introducido cambios en la forma en que se presenta el producto. La MX-7 llega en jeringas de 2, 4 y 8 gramos, con una versión intermedia de 4 g que se ofrece también en un pack que incluye 6 toallitas MX Cleaner. Estas toallitas están pensadas para retirar de forma segura la pasta térmica antigua antes de aplicar la nueva, algo especialmente útil para quienes cambian de disipador o actualizan un equipo que ya lleva años en servicio.

La jeringa en sí recibe algunas mejoras respecto a generaciones previas. El tapón es más ancho y resulta más cómodo de poner y quitar, reduciendo la posibilidad de que se pierda o de que la pasta se seque si no se cierra correctamente. En el modelo de 8 g, la jeringa es de tamaño considerable y viene rellenada aproximadamente hasta la mitad, con una etiqueta identificativa con modelo y número de serie para facilitar la trazabilidad y la verificación del producto.

Según explica la marca, la MX-7 está diseñada para que no sea necesario esparcirla manualmente. La idea es aplicar un punto, una línea o una cruz sobre el chip, y que sea la presión del disipador o el bloque de refrigeración líquida la que distribuya el compuesto de forma uniforme, evitando la generación de burbujas de aire. Esta propiedad se apoya en la combinación de baja adherencia superficial y alta viscosidad interna.

En la práctica, quienes han probado la pasta reportan que el flujo al presionar la jeringa es más controlable que en productos anteriores, por lo que resulta más sencillo acertar con la cantidad adecuada sobre la CPU. Eso sí, al tratarse de una pasta muy viscosa, si se mancha la piel cuesta algo más retirarla y suele requerir frotar con agua y jabón durante un rato.

Empaque, presentación y detalles de sostenibilidad

La pasta térmica Arctic MX-7 se comercializa en una caja de cartón de tamaño reducido, donde predominan los tonos oscuros. En la parte frontal se muestra una imagen de la jeringa, mientras que en la trasera se incluye un código o referencia que invita a verificar la autenticidad del producto en la web de Arctic, una medida pensada para combatir las falsificaciones que han afectado a algunas pastas populares en los últimos años.

En uno de los laterales de la caja aparece un mensaje que indica que el producto es Carbon Neutral. Con esto, la compañía quiere dejar claro que ha tenido en cuenta el impacto medioambiental asociado a la producción y distribución de esta pasta térmica, un aspecto cada vez más valorado por usuarios y negocios en Europa.

En algunos paquetes se incluye, junto a la jeringa, una toallita MX Cleaner como accesorio. Esta pequeña adición facilita eliminar la pasta antigua del procesador o de la base del disipador, ayudando a que el nuevo compuesto se asiente en una superficie limpia y logre el mejor contacto posible desde el primer montaje.

Rendimiento térmico en pruebas reales

Más allá de las especificaciones sobre el papel, la clave está en el comportamiento de la MX-7 en equipos de uso real. En análisis internos y pruebas como las realizadas con un AMD Ryzen 9 9900X bajo refrigeración líquida, el procesador se mantuvo por debajo de los 70 ºC tras más de un cuarto de hora de estrés, con una temperatura ambiente de unos 21 ºC. Con una pasta de otro fabricante utilizada previamente en el mismo sistema, las cifras se situaban alrededor de 74-75 ºC en condiciones similares.

En otro banco de pruebas montado sobre un Intel Core Ultra 9 285K, los datos facilitados por Arctic apuntan a una reducción de 2,3 ºC frente a MX-6 y de 4,1 ºC respecto a MX-4, usando el mismo disipador y las mismas condiciones de test. Aunque cada sistema es diferente, estos resultados sirven como referencia para hacerse una idea de la mejora generacional respecto a las pastas MX anteriores.

En evaluaciones técnicas independientes, la MX-7 se ha colocado en el podio de las pastas térmicas basadas en óxidos metálicos no conductores, quedando muy cerca de soluciones más caras y agresivas. No compite con tims de metal líquido, que juegan en otra liga con riesgos y requisitos de montaje distintos, pero sí ofrece un equilibrio sensato entre rendimiento, seguridad y durabilidad para equipos de gama media y alta.

Otro aspecto destacado en estas pruebas es la estabilidad de la temperatura a lo largo del tiempo. Las curvas de calentamiento y enfriamiento resultan limpias, sin picos extraños ni caídas abruptas, lo que sugiere una buena capacidad para mantener sus propiedades térmicas después de múltiples ciclos de carga, algo clave en CPUs modernas con chiplets y hotspots muy localizados.

Durabilidad, estabilidad y reducción del mantenimiento

La MX-7 está pensada para quienes quieren minimizar las reaplicaciones de pasta térmica a lo largo de la vida útil del equipo. Su alta cohesión interna y la forma en que resiste el bombeo le permiten conservar mejor su estructura incluso cuando la CPU o la GPU pasan constantemente de reposo a carga máxima, algo habitual en PC de juegos, estaciones de trabajo o portátiles potentes.

Arctic insiste en que el nuevo compuesto no se seca ni se licua con facilidad, incluso bajo ciclos térmicos repetidos, y que mantiene un rendimiento estable durante largos periodos. Aunque todavía habrá que esperar a que acumulen más meses de uso real en Europa y otros mercados para comprobar su envejecimiento en escenarios domésticos y profesionales, los datos de laboratorio apuntan a una vida útil prolongada sin degradación notable.

El ajuste de la viscosidad también juega a favor de la durabilidad. Con la densidad y la cohesión elegidas, la pasta compacta bien entre el IHS y el disipador, rellena las microimperfecciones y mantiene una resistencia térmica baja incluso cuando las tolerancias de montaje no son perfectas. Este comportamiento ayuda a que el usuario no tenga que estar pendiente de cambiar la pasta cada poco tiempo, algo valorado especialmente en sistemas difíciles de desmontar.

En comparación con MX-6, la mejora no se limita a rascar un par de grados en el mejor de los casos, sino a ofrecer un margen extra de seguridad térmica cuando la capa es más fina o más gruesa de lo ideal o cuando el equipo acumula años de servicio. De este modo, la MX-7 se presenta como una opción adecuada tanto para equipos nuevos como para renovaciones de PCs veteranos que necesitan una puesta a día en refrigeración.

Disponibilidad y precios en Europa

Arctic ha lanzado la MX-7 de forma prácticamente simultánea en varios mercados, incluyendo España y el resto de Europa, con distribución directa y a través de tiendas en línea como Amazon, gestionadas por la propia ARCTIC GmbH. En el momento del lanzamiento, la marca mantiene también a la venta las conocidas MX-4 y MX-6, situando a la MX-7 como la opción de mayor rendimiento dentro de la gama.

La compañía ha comunicado distintos formatos de venta con precios oficiales en euros para el mercado europeo, orientados a cubrir tanto necesidades puntuales como montajes más frecuentes:

• Arctic MX-7 2 g: 7,69 €
• Arctic MX-7 4 g: 8,09 €
• Arctic MX-7 4 g con 6 toallitas MX Cleaner: 9,49 €
• Arctic MX-7 8 g: 9,59 €

En algunas fichas de producto se han visto también precios de referencia distintos, como 14,49 € para la jeringa de 2 g, 15,99 € para la de 4 g, 16,99 € para el pack de 4 g con MX Cleaner y 20,99 € para la versión de 8 g, junto a ofertas puntuales más reducidas en tiendas como Amazon. Estas variaciones reflejan tanto diferencias de canal y promoción como posibles ajustes entre mercados, por lo que conviene revisar el precio actualizado en el momento de la compra.

En cualquier caso, la MX-7 se posiciona en la franja de pasta térmica de gama media-alta, accesible para la mayoría de usuarios que montan o mantienen su propio PC, pero algo por encima de las opciones más básicas. La idea de Arctic es que el usuario pague un poco más que por pastas de entrada a cambio de un rendimiento térmico sólido y una vida útil mayor, sin los riesgos asociados a materiales más extremos.

Con la llegada de la Arctic MX-7, la familia MX da un paso más hacia un tipo de pasta térmica centrada en la fiabilidad, la seguridad y la consistencia, más que en cifras espectaculares sobre el papel. Su elevada viscosidad, el control del pump-out, la ausencia de conductividad eléctrica y el buen comportamiento en pruebas reales la convierten en una candidata a tener en cuenta para quienes, en España o en cualquier país europeo, quieran mantener a raya las temperaturas de su CPU o GPU durante muchos años sin complicarse demasiado en el montaje.