- El Estatuto de los Trabajadores no prevé un permiso por fallecimiento de mascotas.
- Empresas como Patitas&co han implantado 3 días retribuidos; otras amplían beneficios afines.
- El respaldo psicológico al duelo por animales impulsa políticas de RR. HH. más empáticas.
- El impulso social y corporativo podría acelerar futuros cambios normativos.
La conversación sobre el permiso retribuido por la muerte de una mascota ha pasado de ser un tema tabú a ocupar titulares y reuniones de Recursos Humanos. En España, una empresa ha dado el paso de conceder días pagados por este motivo, poniendo en el centro el vínculo real que une a las personas con sus animales de compañía.
Mientras la sensibilidad social hacia la salud mental y el bienestar animal crece, el marco legal todavía no ha incorporado esta casuística. En ese vacío, algunas organizaciones están moviendo ficha con políticas propias que favorecen la conciliación emocional y marcan un modelo a seguir para el resto del tejido empresarial.
Qué dice hoy la ley en España
La normativa laboral vigente, concretamente el artículo 37.3.b del Estatuto de los Trabajadores, reconoce permisos por fallecimiento de familiares hasta segundo grado, con carácter retribuido. Sin embargo, este precepto no contempla a las mascotas, lo que deja a los empleados sin una cobertura general cuando pierden a su animal de compañía.
Este encaje legal contrasta con obligaciones de la Ley de Bienestar Animal, que exige atender la salud de los animales, pero que no crea por sí misma un derecho laboral de ausencia. Por ahora, cualquier permiso por duelo de mascota depende de acuerdos internos de empresa o de la negociación colectiva.
La pionera que abre camino
Entre las iniciativas privadas, destaca el anuncio de Patitas&co, que ha oficializado un permiso retribuido de tres días por fallecimiento de mascota. La compañía acompaña esta medida con otras prácticas pet-friendly, como días libres por adopción o jornadas especiales para celebrar el cumpleaños del peludo, configurando un paquete que reconoce el apoyo emocional en el entorno de trabajo.
Además, en el sector se han registrado propuestas similares que amplían la mirada: hay empresas que han puesto sobre la mesa permisos por adopción y facilidades para acudir al veterinario, y otras señalan el fallecimiento del animal como una circunstancia que merece un trato equiparable al de un familiar cercano en términos organizativos. Todas estas políticas son voluntarias y dependen del criterio de cada organización.
Este tipo de pasos envía un mensaje claro: reconocer el impacto emocional de la pérdida de una mascota puede mejorar el clima laboral, reducir el estrés y favorecer una vuelta al trabajo más ordenada, sin convertir el duelo en un tabú que el empleado deba gestionar en silencio.
El componente psicológico: duelo real, efectos reales
La evidencia clínica respalda la medida. Expertas en salud mental subrayan que la pérdida de un animal querido puede desencadenar reacciones físicas, emocionales y cognitivas comparables a otras pérdidas significativas. Este soporte científico aporta legitimidad a políticas que conceden tiempo para asimilar la situación.
Lejos de ser un simple gesto, conceder días de permiso puede traducirse en productividad sostenida, menor absentismo de rebote y menos errores derivados de un estado emocional frágil. Integrar este enfoque en RR. HH. contribuye a una gestión más humana de las personas.
Opinión pública y eco mediático
El asunto ha saltado a programas de televisión como “Y ahora Sonsoles”, donde directivas y trabajadores han defendido la necesidad de estos permisos. En paralelo, encuestas sectoriales sitúan a siete de cada diez españoles a favor de incluir algún tipo de licencia por fallecimiento de mascota, con apoyos especialmente altos en Andalucía, Murcia y Canarias.
Los testimonios que se comparten en medios y redes sociales apuntan a una misma idea: reconocer por escrito el vínculo humano-animal es una forma de empatía corporativa que, además, alinea a las empresas con las expectativas de sus plantillas.
El espejo internacional y el papel de las empresas
En otros países, el permiso específico por muerte de mascota no está regulado a nivel estatal; no obstante, compañías multinacionales han ido incorporando beneficios ad hoc. Casos como los de Mars Petcare en determinados mercados muestran que el tema forma parte de la competencia por talento y de estrategias de bienestar más amplias.
En Estados Unidos, por ejemplo, no existen leyes generales que obliguen a ello, pero algunas empresas tecnológicas y del sector animal lo incluyen en sus políticas internas. Esta tendencia evidencia que el cambio puede avanzar por la vía corporativa antes de llegar a la normativa.
Qué pueden hacer ahora trabajadores y empresas
Para las compañías, el punto de partida es revisar su política de ausencias e incorporar protocolos claros: acreditación sencilla del hecho, número de días, posibilidad de flexibilidad horaria y medidas complementarias como permisos por adopción o para visitas veterinarias urgentes.
Para las personas trabajadoras, conviene consultar el convenio colectivo aplicable y el reglamento interno, y, si no hay previsión, plantear la cuestión a RR. HH. aportando referencias de buenas prácticas y el impacto que tendría un permiso breve para gestionar el duelo de forma responsable.
A día de hoy, la legislación española no reconoce este derecho de forma explícita, pero el empuje social y la iniciativa de empresas como iniciativas privadas están cambiando el terreno de juego: el permiso retribuido por la muerte de una mascota ya tiene presencia real en políticas privadas y se perfila como una pieza relevante en la conciliación emocional dentro del trabajo.
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