- Qualcomm sitúa los primeros dispositivos 6G precomerciales en fase de pruebas para el final de la década.
- El 6G nace con IA nativa: red más inteligente, sensado y mayor integración con el edge.
- Uso de bandas más altas (terahercios) para más capacidad y latencia mínima, con nuevos casos de uso.
- 5G‑Advanced actuará como puente mientras 3GPP avanza en Release 20 y 21 rumbo al estándar 6G.
Qualcomm ha aprovechado su última cumbre para poner fecha a su hoja de ruta hacia el 6G: la compañía planea iniciar pruebas con dispositivos precomerciales en la segunda mitad de esta década, un paso que marca el tono de cómo evolucionará la conectividad móvil.
Lejos de presentar el 6G como un simple salto de velocidad, la firma estadounidense subraya un cambio de enfoque: una red con IA integrada y más pegada al edge, pensada para coordinar móviles con anillos, relojes y gafas inteligentes, y para ejecutar agentes digitales que colaboren en tiempo real.
Qué ha anunciado Qualcomm exactamente
Durante el Snapdragon Summit, el CEO Cristiano Amon confirmó que Qualcomm trabaja ya en 6G y que prevé dispositivos de prueba antes del despliegue comercial. Serán equipos piloto para operadores y socios, no móviles a la venta, siguiendo una secuencia similar a la vivida con el 5G.
En paralelo, la estandarización y las tecnologías de red celular avanzarán por etapas: 3GPP maneja Release 20 (estudios) y Release 21 (especificaciones 6G), una cadencia que encaja con pilotos a finales de la década y primeras ofertas comerciales ya en la siguiente. La idea es entrar en pruebas a gran escala y llegar al mercado cuando el ecosistema esté maduro.
Qualcomm recuerda que con 5G el ciclo fue similar: se hicieron ensayos técnicos previos y la implantación comercial llegó más tarde, a medida que operadoras, bandas y dispositivos estuvieron listos. Con 6G, el puente será 5G‑Advanced, que seguirá mejorando cobertura, eficiencia y latencia mientras se prepara el salto.
La compañía también ha insistido en que el 6G apunta a una red más capaz de gestionar datos de forma autónoma, con menos intervención manual y funciones nuevas para industrias y particulares. El objetivo no es sustituir el 5G de inmediato, sino complementarlo donde aporte valor.
Por qué el 6G de Qualcomm pone la IA en el centro
Para Qualcomm, la diferencia respecto al 5G es que el 6G será una red más inteligente y sensible al contexto. No se trata solo de transportar bits: la infraestructura podría percibir e identificar datos, optimizar rutas y priorizar contenido en función de lo que pide cada aplicación.
Ese enfoque encaja con el auge de la IA en el dispositivo. El fabricante defiende un modelo híbrido nube‑edge, en el que parte del cómputo se haga localmente para ganar inmediatez, privacidad y personalización, y la red orqueste el resto para garantizar calidad de servicio.
En el día a día, esto se traduce en agentes de IA más “aplicados” que colaboren entre ellos, coordinen calendario, viajes o compras y se anticipen a necesidades sin esperar a la nube. Qualcomm ya ha mostrado demostraciones de estos agentes trabajando de forma conjunta con tiempos de respuesta muy bajos.
Los wearables también ganan protagonismo: anillos, relojes o gafas podrán delegar tareas en el móvil y en la red, compartir sensores y ofrecer experiencias más fluidas. La clave está en una conectividad más rápida, estable y “consciente” de lo que está pasando.
Tecnología clave prevista: espectro, latencia y sensado
Qualcomm contempla el uso de bandas más altas, por encima de 100 GHz, lo que coloquialmente llamamos terahercios. Ese salto permitirá grandes picos de caudal y latencias muy bajas, aunque exigirá densificar la red y recurrir a técnicas de transmisión celular.
Otra pieza es el sensado y el posicionamiento de alta precisión integrados en la propia red. Con ello, servicios como la realidad mixta, la automatización industrial o la logística podrían mejorar fiabilidad y exactitud al centímetro en escenarios complejos.
La infraestructura también debería ser más autónoma: IA en la red y en el dispositivo para ajustar cobertura, potencia y calidad de servicio acorde a la demanda, reduciendo consumo energético y mejorando la experiencia en interiores.
Mientras tanto, 5G‑Advanced servirá de rampa. Veremos mejoras en latencia y capacidad y funciones que anticipan el 6G, como posicionamiento mejorado o nodos más inteligentes. En regiones donde la banda milimétrica no se ha explotado del todo, el salto de prestaciones dependerá de cómo se acometa la densificación.
Calendario y qué esperar de los dispositivos
Los primeros equipos 6G que veamos serán prototipos y terminales de prueba para redes piloto con operadoras. No estarán pensados para el público general, pero servirán para afinar módems, antenas y software de red en condiciones reales.
El mercado de consumo llegará después, cuando el ecosistema esté listo y haya casos de uso claros que aporten valor sobre 5G‑Advanced. El reto para fabricantes será integrar nuevas bandas sin disparar consumo ni coste, y hacerlo manteniendo diseños finos y autonomías competitivas.
Para usuarios, el impacto se percibirá en experiencias más inmediatas: streaming inmersivo más estable, juegos en la nube sin tirones, traducción y colaboración con IA en vivo, y wearables que se entienden mejor con el móvil. La llegada escalará por países y ciudades, según inversiones y espectro disponible.
La propuesta de Qualcomm dibuja un 6G que va más allá de aumentar megabits: una red contextual y coordinada con la IA, apoyada en terahercios, sensado y edge, con pilotos en la parte final de la década y un despliegue comercial que se consolidará conforme maduren estándares, dispositivos y redes.
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