Cómo probar extensiones de Chrome de forma segura con Windows Sandbox

Muchas veces, no nos atrevemos a probar una extensión de Chrome por temor a poner en riesgo la integridad de nuestro equipo. Ya sea por miedo a que contenga malware, a que afecte el rendimiento o simplemente porque no conocemos bien su origen. Para esos casos, existe una útil herramienta: Windows Sandbox.

Esta función de Windows permite ejecutar software en un entorno completamente aislado, lo cual es ideal para realizar pruebas de forma segura. En este artículo explicamos cómo funciona Windows Sandbox, cómo se configura correctamente y cómo se puede usar para instalar extensiones de Chrome u otros programas sin temer por tu sistema operativo.

¿Qué es Windows Sandbox y para qué sirve?

Windows Sandbox es una función de los sistemas operativos Windows 10 y 11, disponible en sus versiones Pro, Enterprise y Education, que permite ejecutar un entorno virtual y seguro dentro del propio sistema. Funciona como una especie de «Windows desechable» que se borra por completo en cuanto lo cierras.

Este entorno ligero se basa en una tecnología de virtualización integrada; es decir, no necesitas instalar software adicional como VMware o VirtualBox. Todo lo necesario ya viene incluido en Windows, solo tienes que activarlo. La gran ventaja es que cada vez que arrancas Windows Sandbox, parte de cero. Esto significa que cualquier extensión de Chrome, programa o archivo que instales no afecta a tu sistema principal y desaparecerá cuando cierres el sandbox.

Es especialmente útil para probar extensiones, herramientas o scripts con funcionalidades desconocidas, experimentar sin miedo o analizar cómo se comportan ciertas apps obsoletas.

 

Ventajas clave de usar Windows Sandbox

Windows Sandbox presenta una serie de beneficios que lo diferencian tanto de las máquinas virtuales tradicionales como de otras soluciones de aislamiento:

• Inicialización rápida: arranca en apenas unos segundos.
• Seguridad reforzada: se basa en el hipervisor de Microsoft, ejecutando un kernel completamente separado del sistema anfitrión.
• Ningún rastro: al cerrar la ventana, todo lo que hiciste desaparece literalmente. No hay riesgo.
• Ligero en recursos: consume menos memoria y disco que una máquina virtual estándar.
• Integrado en Windows: no necesitas instalar nada adicional, todo ya viene incluido.

Requisitos para habilitar Windows Sandbox

Antes de emocionarte, asegúrate de que tu equipo cumple con los requisitos técnicos para usar esta función, porque Windows Sandbox no está disponible en todas las versiones:

• Versión de Windows: Windows 10 Pro, Enterprise o Education (versión 1903 en adelante), o cualquier versión de Windows 11 Pro/Enterprise.
• Arquitectura del sistema: 64 bits.
• Procesador: Mínimo de dos núcleos, aunque se recomienda al menos cuatro con hyperthreading.
• RAM: Mínimo 4 GB, lo ideal son 8 GB o más para un uso fluido.
• Almacenamiento: Al menos 1 GB libre en disco, preferiblemente SSD.
• Virtualización: Debe estar habilitada en la BIOS/UEFI. Normalmente se llama “Virtualization Technology” o “VT-x”.

Cómo activar Windows Sandbox en tu sistema

Si tu PC cumple los requisitos, activar Windows Sandbox es sencillo:

1. Busca y abre “Activar o desactivar las características de Windows” desde el menú de inicio.
2. En la lista desplegable, localiza y marca la casilla llamada “Espacio aislado de Windows” o “Windows Sandbox”.
3. Haz clic en Aceptar y espera a que finalice la instalación.
4. Reinicia el ordenador cuando lo pida.

¡Listo! Ahora ya puedes buscar “Windows Sandbox” en el menú de inicio y verás que aparece como una aplicación separada.

Primer uso de Windows Sandbox: qué esperar

Al abrir Windows Sandbox te encontrarás con una ventana que parece otro Windows dentro del tuyo. No es una copia entera del sistema, sino una versión reducida y en inglés, con lo mínimo necesario para funcionar.

Desde ahí puedes arrastrar un archivo desde tu equipo al entorno virtual, o copiar y pegar con Ctrl+C / Ctrl+V. Abre Microsoft Edge, descárgate Chrome y prueba las extensiones que quieras: si daña algo, no pasa nada.

Es importante saber que si no haces ninguna configuración personalizada, Sandbox se comporta siempre igual: sin acceso a carpetas personales, sin GPU habilitada, y con asignación de memoria limitada. Si te gustaría conocer cómo configurar una VPN en el enrutador de Xfinity para mayor seguridad, puedes hacerlo en este artículo.

Cómo configurar Windows Sandbox para sacarle más provecho

Uno de los aspectos más potentes de Windows Sandbox es que permite personalizar su comportamiento creando archivos .wsb, que definen parámetros como cuánta memoria le permites usar, si debe tener acceso a carpetas, activar la GPU, etc.

Solo tienes que abrir el Bloc de notas, escribir tu configuración y guardarla con la extensión .wsb, por ejemplo “sandbox-test.wsb”. Al hacer doble clic en ese archivo, se abrirá con esa configuración específica.

Probar extensiones de Chrome de forma segura

Una vez dentro del sandbox, descarga Google Chrome desde Edge o aplica una instalación offline desde tu carpeta compartida. Luego simplemente accede a la Chrome Web Store e instala cualquier extensión que quieras evaluar.

Es el escenario ideal para detectar comportamientos extraños: si ves que la extensión redirige a sitios raros, consume demasiados recursos o realiza conexiones sospechosas, ya sabes qué hacer. Cierra el sandbox y todo eso no habrá afectado en absoluto a tu equipo.

 

Windows Sandbox es una herramienta sencilla, potente y útil para esos usuarios a los que les gusta experimentar, probar nuevas extensiones o simplemente proteger su equipo ante lo desconocido. Es ideal para las situaciones en las que no se desea comprometer el sistema operativo principal y permite ejecutar casi cualquier archivo en total aislamiento y sin complicaciones.