- Valve no ha anunciado Steam Deck 2; la firma insiste en esperar a un salto real de rendimiento.
- Un filtrador apunta a 2028 como ventana para la nueva generación; prudencia hasta confirmación oficial.
- Analistas prevén mismo rango de TDP, GPU RDNA 5, FSR 4/IA, pantalla 1080p y más ancho de banda de memoria.
- La actualización OLED fue incremental; la estrategia de Valve evita ciclos anuales y prioriza eficiencia.
A día de hoy, Steam Deck 2 sigue sin anuncio oficial, pero los indicios que llegan de voces autorizadas y filtradores van dibujando un panorama más claro sobre el calendario y el enfoque técnico que podría adoptar su sucesora portátil. Lejos de las cadencias anuales, todo apunta a un ritmo más pausado, con la mirada puesta en un salto que merezca la pena.
Calendario: qué dice Valve y hacia dónde apuntan las filtraciones
Desde Valve se ha repetido que no habrá una revisión por inercia: solo darán el paso cuando la tecnología permita un salto claro. Lawrence Yang, una de las caras visibles del proyecto, ya deslizó que la compañía no persigue mejoras pequeñas año a año, sino una evolución con impacto tangible en la experiencia.
En paralelo, el conocido filtrador de hardware KeplerL2 ha indicado una ventana concreta: apunta a 2028 para la llegada de Steam Deck 2. Es una fecha coherente con el discurso de Valve de tomarse su tiempo, aunque, como siempre, conviene tratarla con cautela hasta que exista confirmación oficial.
El enfoque técnico que se espera
Diversos análisis externos perfilan una sucesora que preserve la filosofía del modelo actual: mismo orden de TDP para no sacrificar batería ni confort térmico. El objetivo sería impulsar el rendimiento sin que el consumo se dispare, evitando comprometer la autonomía en sesiones reales de juego.
En la parte gráfica se especula con una GPU basada en la arquitectura RDNA 5 (o la denominación que adopte AMD), con soporte para técnicas modernas como FSR 4 y potenciales mejoras por IA orientadas a subir fps y calidad de imagen en títulos exigentes.
No se descarta que exista un límite de TDP máximo algo más alto, en torno a 15 W, como opción puntual para escenarios que lo justifiquen, sin que ello implique alterar el comportamiento base del sistema ni su perfil de eficiencia.
En pantalla, gana fuerza la posibilidad de un panel 1080p para equilibrar nitidez y rendimiento, junto a una CPU más capaz y una memoria con mayor ancho de banda para acompasar el salto de la GPU. Como ocurrió con la primera Deck, el equilibrio entre coste, calor y potencia podría primar sobre montar los chips más extremos de su generación.
Por qué no parece inminente
El ecosistema de APUs de AMD continúa evolucionando y esperar podría traducirse en mejores nodos de fabricación, eficiencia y precio. Un ciclo más largo daría margen a integrar tecnología más madura sin comprometer el formato ni disparar el coste final.
Valve ya dejó claro el camino con la revisión más reciente: la Steam Deck OLED mejoró pantalla y eficiencia sin redefinir la potencia base. Fue una actualización importante para la experiencia, pero no un relevo generacional.
También se mantiene la estrategia de evitar lanzamientos anuales: no hay prisa por responder a cada novedad del mercado. Aunque la competencia en portátiles x86 crece, el plan de Valve prioriza el salto cualitativo frente a iteraciones menores.
Lo que ya parece descartado
Entre los rumores acallados recientemente figura la posibilidad de un modelo intermedio con Ryzen Z2. Las fuentes cercanas a Valve han restado credibilidad a esa variante, reforzando la tesis de que la próxima gran Deck llegará cuando el salto tecnológico sea claro. En concreto, la idea de un modelo intermedio con Ryzen Z2 ha perdido fuerza entre filtraciones recientes.
Igualmente, se espera que Valve vuelva a priorizar el equilibrio: no es imprescindible montar los componentes tope de gama si eso compromete batería, temperatura o precio. La fórmula original demostró que un diseño medido puede ofrecer una experiencia muy capaz en juegos de PC portátiles.
Con todo lo que circula, el cuadro que se dibuja es consistente: un horizonte de lanzamiento lejano y un enfoque de eficiencia con salto real de rendimiento, soporte para las últimas técnicas de reconstrucción y un diseño que favorezca la autonomía. Falta que Valve mueva ficha y concrete detalles, pero las piezas encajan en una estrategia continuista que busca madurez tecnológica antes de cambiar de generación.
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