- Un jurado británico condena a tres hombres por un incendio en un almacén de Londres con equipos Starlink para Ucrania.
- El ataque fue orquestado por el grupo Wagner en nombre de la inteligencia militar rusa.
- Los organizadores del sabotaje, Dylan Earl y Jake Reeves, admiten cargos bajo la Ley de Seguridad Nacional.
- El sabotaje evidencia los riesgos de ataques híbridos a la infraestructura de apoyo occidental a Ucrania.
Un tribunal británico ha sentenciado a tres ciudadanos del Reino Unido por haber provocado un incendio en un almacén situado en el este de Londres, donde se almacenaban equipos satelitales Starlink con destino a Ucrania. Este veredicto llega tras una exhaustiva investigación en la que se ha desvelado la implicación directa del grupo Wagner, vinculado a la inteligencia militar rusa, en la planificación y ejecución del sabotaje.
La acción criminal, que tuvo lugar en marzo de 2024, tenía como objetivo frenar el suministro de tecnología Starlink a las fuerzas ucranianas, quienes dependen de estos sistemas para mantener la conectividad en el frente y en zonas azotadas por los ataques rusos. El incendio causó daños por un valor cercano al millón de libras y evidenció la vulnerabilidad de la cadena logística que respalda a Ucrania en su defensa ante la invasión.
Una operación coordinada por Wagner y agentes locales
La fiscalía demostró que el ataque fue ideado y dirigido por Dylan Earl y Jake Reeves, quienes actuaron bajo las órdenes del grupo Wagner y han admitido su culpabilidad tanto en cargos por incendios agravados como en violaciones de la Ley de Seguridad Nacional del Reino Unido. Además de estos organizadores, los autores materiales del incendio -Jakeem Rose, Ugnius Asmena y Nii Mensah- han sido declarados culpables tras un proceso judicial seguido con gran atención por las autoridades y la opinión pública.
Según los informes presentados ante el tribunal, los implicados utilizaron mensajes encriptados y un complicado entramado de intermediarios para coordinar el ataque. Parte de la evidencia provino de grabaciones de cámaras de seguridad y vídeos realizados por los propios acusados durante el incendio. La gravedad del caso radica en que se trató de una acción coordinada para perturbar el suministro de ayuda técnica clave en un contexto bélico europeo.
Implicaciones para la seguridad y la colaboración internacional
El caso ha subrayado la realidad de la guerra híbrida y los riesgos de sabotaje a infraestructuras occidentales que asisten a Ucrania. El comandante Dominic Murphy, responsable del Comando Antiterrorista de la Policía Metropolitana de Londres, destacó que se trata de un caso claro en el que actor estatal extranjero recurre a ciudadanos locales para ejecutar actos hostiles graves.
Además de los daños materiales, el ataque fue interpretado como un mensaje dirigido a los países que contribuyen con equipamiento estratégico como Starlink, cuya conectividad ha sido esencial para las Fuerzas de Defensa ucranianas desde el inicio de la invasión a gran escala. Tras el ciberataque a la red Viasat en 2022, los terminales Starlink proporcionados por SpaceX se convirtieron en un recurso indispensable para mantener comunicaciones y operaciones en zonas de conflicto.
Durante el juicio también salió a la luz que los acusados planeaban extender sus ataques, incluyendo el secuestro de un empresario ruso exiliado y nuevos sabotajes a establecimientos comerciales de Londres. Las pruebas, que incluyeron mensajes interceptados y maniobras de vigilancia, permitieron desmantelar toda la red antes de que lograran nuevos objetivos.
Un precedente judicial para la Ley de Seguridad Nacional
La Ley de Seguridad Nacional de 2023 ha tenido en este caso su primera aplicación real, marcando un precedente en la persecución de quienes actúan como agentes encubiertos de países hostiles. Tanto Dylan Earl como Jake Reeves reconocieron sus crímenes antes del juicio, mientras que el resto de los implicados fue declarado responsable tras la deliberación del jurado.
Los detenidos fueron condenados por delitos graves, mientras que otros miembros del grupo fueron exonerados de ciertos cargos. Sin embargo, el veredicto envía un mensaje disuasorio a quienes planeen atentar contra infraestructuras críticas en suelo británico.
La Policía británica ha destacado la importancia de la cooperación internacional en la detección y neutralización de amenazas de este calibre, en un contexto en el que el suministro de tecnología occidental se ha convertido en un objetivo para las redes de espionaje y los grupos mercenarios alineados con Moscú.
Este incidente evidencia las crecientes tensiones en torno al apoyo tecnológico occidental a Ucrania y la necesidad de proteger los canales logísticos y de comunicación en una era de conflictos no convencionales. La sentencia, que será dictada en otoño, establece un hito en la aplicación de nuevas leyes de seguridad y refuerza la determinación de las autoridades frente a la injerencia rusa en territorio europeo.
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