- YouTube eliminó el canal de Nicolás Maduro sin explicación pública
- Al intentar acceder, aparece el aviso: "Esta página no está disponible"
- Telesur denuncia una "guerra híbrida" y el cierre coincide con tensiones con EE. UU.
- Antecedentes: bloqueo de X en Venezuela y multa del TSJ a TikTok
El canal oficial del presidente de Venezuela ha desaparecido de YouTube sin previo aviso ni aclaraciones públicas. Quienes intentan entrar se encuentran con el mensaje «Esta página no está disponible. Disculpa las molestias», mientras la cuenta sigue apareciendo en los buscadores como si nada hubiera pasado.
La cadena Telesur asegura que la eliminación se produjo «sin ningún tipo de explicaciones» y la enmarca en un escenario de confrontación geopolítica. El perfil del canal, que había reuinido más de 233.000 suscriptores, servía para difundir discursos, programas y transmisiones oficiales del mandatario.
Qué se sabe del cierre
Hasta ahora, ni YouTube ni el Gobierno venezolano han ofrecido detalles sobre los motivos del cierre o su duración. Lo único verificable es el aviso de error al acceder y que el enlace sigue indexado en los motores de búsqueda, un patrón compatible con retiradas sin comunicación pública por parte de la plataforma.
El canal funcionaba como una ventana directa para las alocuciones de Nicolás Maduro, emisiones institucionales y formatos más relajados como «Maduro Pódcast», donde se han visto entrevistas con diversas personalidades. Entre los invitados recientes figuran el politólogo español Juan Carlos Monedero y el creador Diego Ruzzarin, en charlas emitidas en 2024.
La retirada deja en el aire uno de los principales altavoces digitales del chavismo. Más allá del alcance, el canal servía para ordenar la comunicación oficial en un único repositorio audiovisual, algo clave en entornos informativos polarizados y con controles intermitentes de acceso a redes dentro del país.
De momento no hay indicadores públicos que permitan confirmar si se trata de una suspensión temporal o de una eliminación definitiva. La ausencia de un comunicado abre paso a interpretaciones encontradas, aunque no hay confirmación sobre infracciones concretas de normas comunitarias.
Reacciones y contexto político
Telesur ha calificado la medida como parte de una supuesta «guerra híbrida» de EE. UU. contra Venezuela. La denuncia llega en plena tensión entre Caracas y Washington, después del despliegue de medios navales estadounidenses en el Caribe, que la Casa Blanca justifica por operaciones antidroga y que el Gobierno de Maduro interpreta como un intento de «cambio de régimen».
El cierre del canal en este contexto añade combustible a un debate de fondo: el poder de las plataformas para modular el discurso público, incluida la voz de actores institucionales. Sin una explicación oficial, las lecturas políticas se multiplican, pero ninguna despeja la incógnita principal: por qué se tomó la decisión y bajo qué criterios.
En paralelo, el episodio reabre la discusión sobre transparencia y debido proceso en la moderación de contenidos. Colectivos y observadores reclaman que, tratándose de cuentas de alto interés público, las plataformas deberían motivar sus medidas y detallar los pasos para recurrirlas.
Para los seguidores del canal, la desaparición complica el acceso a emisiones completas y archivos recientes, que eran consumidos como fuente primaria. El vacío informativo alimenta la incertidumbre y obliga a relocalizar contenidos en otras vías de distribución.
Choques previos con otras plataformas
No es el primer encontronazo entre el Gobierno venezolano y grandes servicios digitales. En agosto de 2024, el Ejecutivo ordenó bloquear durante diez días la red X (antes Twitter); desde entonces, usuarios en Venezuela siguen reportando dificultades de acceso, lo que ha condicionado la conversación pública en esa plataforma.
Ese mismo mes, Maduro acusó a TikTok de fomentar una «guerra civil» tras la suspensión de sus transmisiones en directo, después de difundirse una intervención del fiscal general sobre las protestas postelectorales. El caso escaló meses más tarde, cuando el Tribunal Supremo de Justicia impuso a TikTok una multa de unos 10 millones de dólares por negligencia en la moderación de retos virales que, según autoridades, derivaron en muertes e intoxicaciones en centros educativos.
En 2021, la cuenta de Facebook de Nicolás Maduro fue bloqueada temporalmente por contravenir políticas de desinformación sobre la COVID-19, un antecedente que ya entonces evidenció la fricción entre gobiernos y plataformas en torno a la gestión de contenidos sensibles.
Todo este historial marca un patrón: cuando la moderación automatizada y las normas internas chocan con la comunicación política, surgen medidas drásticas y reacciones de alto voltaje. El cierre del canal en YouTube encaja en esa secuencia y reaviva la discusión sobre los límites y obligaciones de los intermediarios.
A falta de una explicación oficial de YouTube o de Caracas, lo ocurrido deja varias certezas y muchas preguntas. El canal contaba con centenares de miles de seguidores, ofrecía discursos y programas como el pódcast del mandatario, y su desaparición coincide con un clima de tensión regional y con antecedentes de choques con X y TikTok. Lo que está por ver es si la medida se revierte, si se aclaran las razones y si se abre una vía transparente para recuperar contenidos de interés público que, a día de hoy, han quedado fuera de circulación.
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