- China ha presentado un gran ekranoplano inspirado en diseños soviéticos, generando interés y especulación internacional.
- Las imágenes filtradas muestran un vehículo militar con ingeniería avanzada y posible utilidad en operaciones de asalto anfibio.
- Este desarrollo se enmarca en la competición tecnológica con Estados Unidos, que también apuesta por plataformas WIG para el Pacífico.
- El ekranoplano podría cambiar la logística y la movilidad militar en zonas costeras y disputadas del Indo-Pacífico.
El misterioso regreso de los vehículos de efecto suelo ha captado la atención en los últimos meses, tras la aparición de imágenes que muestran a un inédito ekranoplano de gran tamaño desarrollado por China. Estas aeronaves, mitad barco y mitad avión, llamaron la atención de los analistas durante la Guerra Fría por su potencial estratégico y por el aura casi mítica que rodeó a modelos como el Lun soviético, conocido popularmente como el ‘monstruo del Mar Caspio’.
Ahora, en pleno siglo XXI, China resucita la tradición de los ekranoplanos con el avistamiento de un coloso sobre el mar de Bohai, cuya silueta y dimensiones recuerdan poderosamente a los experimentos soviéticos. Imágenes compartidas en redes sociales chinas y analizadas por expertos como H.I. Sutton confirman la existencia de este nuevo vehículo de efecto suelo, alimentando debates sobre su posible uso e impacto en el equilibrio militar regional.
Un diseño que remite a los gigantes soviéticos
Fotografías recientes muestran un aparato de fuselaje ancho, color gris mate y motores a reacción montados sobre el ala, siguiendo una configuración típica de los ekranoplanos. La estructura incluye cola en T o en V, estabilizadores verticales dobles y flotadores laterales, además de una gran puerta para acceso de carga o desembarco, elementos que sugieren su orientación a operaciones militares o logísticas rápidas sobre entornos acuáticos.
El funcionamiento de este tipo de aeronaves se basa en el llamado «efecto suelo»: al volar a muy baja altura sobre el agua, el aire comprimido entre el ala y la superficie incrementa la sustentación y reduce la resistencia, permitiendo desplazar grandes cargas a alta velocidad y con menor consumo. Además, su escasa altitud operativa dificulta la detección por radar e impide la acción de minas o submarinos, brindando ventajas tácticas en escenarios costeros.
Aplicaciones militares y logísticas en el contexto asiático
Las especulaciones sobre el rol del ekranoplano chino apuntan a misiones de transporte anfibio, apoyo a desembarcos y reabastecimiento de islas en zonas de conflicto potencial, como el mar de la China Meridional o el estrecho de Taiwán. Su capacidad para operar sin depender de pistas o puertos lo sitúa como una herramienta valiosa en conflictos de alta movilidad, donde la rapidez y la sorpresa resultan determinantes.
El desarrollo de este aparato va de la mano de otros proyectos chinos como el hidroavión AG600 -enfocado a rescate y extinción de incendios-, aunque el nuevo ekranoplano ofrecería capacidades de carga y alcance superiores para entornos militares. La aparición de estos vehículos demuestra la estrategia china de aprovechar tecnologías WIG para sortear vulnerabilidades en los escenarios modernos, fortaleciendo su presencia en operaciones marítimas.
Una tendencia global: la guerra del efecto suelo
China no es la única potencia interesada en los ekranoplanos: Estados Unidos desarrolla el Liberty Lifter bajo la supervisión de la DARPA, un vehículo pesado orientado al transporte de tropas y material a través del mar sin depender de infraestructuras fijas. Europa y otras potencias también exploran versiones civiles y militares de estas aeronaves, aunque ningún proyecto iguala por ahora las dimensiones de los modelos ruso y chino.
El retorno de los vehículos de efecto suelo responde a la demanda de nuevas soluciones para la movilidad militar en entornos insulares y costeros, donde los aeródromos y puertos pueden ser vulnerables o inexistentes. Avances en materiales, propulsión e inteligencia artificial aportan un margen tecnológico que podría superar las limitaciones que condenaron a los ekranoplanos soviéticos al olvido hace décadas.
Avances técnicos y dudas en torno al diseño chino
Las imágenes disponibles dejan entrever un sistema de propulsión aún no totalmente esclarecido: se baraja el uso de motores a reacción, hélices no instaladas o incluso sistemas híbridos avanzados. Su bajo perfil, la configuración aerodinámica y una aparente atención a la reducción de la firma radar, sitúan al prototipo como un candidato a incorporar materiales compuestos y tecnologías furtivas.
Por el momento, no existe confirmación oficial de que el ekranoplano chino esté listo para entrar en servicio. Podría tratarse de un prototipo experimental o una plataforma destinada a pruebas conceptuales antes de su desarrollo a gran escala. En cualquier caso, su sola exhibición señala las prioridades de la marina china y la voluntad de competir en un segmento donde la innovación puede traducirse en ventajas estratégicas inmediatas.
El llamativo ‘monstruo del mar de Bohai’ ha despertado un renovado interés internacional en la tecnología de los ekranoplanos, evidenciando la convergencia de intereses entre China, Estados Unidos y otras potencias en plataformas de efecto suelo. Si logra superar sus retos técnicos y adaptarse a las exigencias actuales de la guerra marítima y la logística, este tipo de vehículos tiene el potencial de transformar la movilidad en zonas de conflicto, estableciendo una etapa en la que la primacía en mares y océanos podría no residir exclusivamente en barcos o aviones.
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