- Kosmos 482, sonda lanzada a Venus en 1972, reingresará a la atmósfera terrestre en mayo de 2025.
- La cápsula de 495 kg fue diseñada para resistir condiciones extremas y podría sobrevivir al descenso.
- El riesgo para la población es bajo, pero el evento revive el debate sobre la basura espacial.
- No se puede predecir el lugar exacto del impacto, aunque la mayoría de probabilidades apuntan a zonas oceánicas o despobladas.
Tras más de medio siglo vagando en el espacio, una cápsula soviética llamada Kosmos 482 está a punto de cerrar su prolongado periplo orbitando la Tierra. Lanzada en 1972 con la mirada puesta en Venus, la nave nunca llegó a cumplir su objetivo interplanetario, pero hoy centra la atención de la comunidad científica por su inminente regreso a nuestro planeta.
La reentrada de Kosmos 482 en la atmósfera terrestre está prevista para la primera quincena de mayo de 2025, según estimaciones de expertos internacionales. Aunque su retorno genera expectativa, la incertidumbre sobre su punto de impacto y las condiciones en las que ocurrirá requieren atención y precaución.
Misión fallida hacia Venus
El 31 de marzo de 1972, la Unión Soviética lanzó una misión en el marco del programa Venera: Kosmos 482 partió desde Baikonur hacia Venus, junto a su sonda gemela Venera 8. Sin embargo, un fallo en el temporizador del cohete Blok L impidió su viaje interplanetario y la dejó en órbita terrestre.
Como resultado, el módulo principal, diseñado para soportar la abrasiva atmósfera venusiana, permaneció en órbita alrededor de la Tierra durante más de cinco décadas. De hecho, parte de los restos de la nave, como esferas de titanio, cayeron en Nueva Zelanda pocos días tras el lanzamiento, en lo que se conoció como el «incidente de las bolas de Ashburton».
Una cápsula construida para soportar condiciones extremas
Lo que distingue a Kosmos 482 es su robustez y resistencia extraordinarias. El módulo de descenso, de unos 495 kilogramos y cerca de un metro de diámetro, fue diseñado para aguantar presiones de hasta 100 atmósferas y temperaturas superiores a 400 °C, pensando en su viaje a Venus. Se cree que partes de la cápsula podrían sobrevivir a la reentrada y llegar a tierra.
El impacto, si ocurre en su totalidad, podría alcanzar velocidades cercanas a los 240 km/h. Sin embargo, la probabilidad de daño a personas o infraestructuras es baja, ya que la mayoría de la superficie afectada sería océano o áreas despobladas. La trayectoria exacta, sin embargo, sigue siendo difícil de predecir debido a la variabilidad en su órbita.
¿Existen riesgos para la seguridad?
Expertos como el científico neerlandés Marco Langbroek y el astrofísico Jonathan McDowell aseguran que el riesgo para la población es muy bajo. La posibilidad de que Kosmos 482 caiga sobre zonas pobladas es tan remota como la de ser alcanzado por un rayo. Estos eventos suelen asemejarse a la caída de meteoritos pequeños.
Por eso, agencias internacionales de vigilancia están siguiendo su trayectoria con especial atención y actualizan continuamente las predicciones de impacto, conforme se acerca la fecha prevista.
Implicaciones y debates sobre la basura espacial
El regreso de Kosmos 482 también reabre el debate sobre la gestión de residuos espaciales. Actualmente, existen miles de satélites y fragmentos en órbita que aumentan el riesgo de colisiones y reingresos incontrolados. Este evento recuerda incidentes conocidos, como la caída de Skylab en Australia o la estación soviética Salyut 7 en Argentina, que evidencian la imprevisibilidad y longevidad de estos objetos.
Kosmos 482 pertenece a una generación pionera del programa Venera, que logró hitos como las primeras imágenes desde la superficie de otro planeta. Su viaje accidentado también refleja la secrecía soviética, ya que fracasos como estos eran ocultados para proteger la imagen del régimen.
Aunque todavía no se concreta el lugar ni el momento del impacto, la vigilancia continúa activa mientras la cápsula completa sus últimas órbitas. Aunque la probabilidad de daños es ínfima, su regreso invita a reflexionar sobre la gestión de los residuos espaciales y nuestra huella tecnológica en el cosmos.
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